Por Flora Elena Sandoval

El tema de la autodestrucción del creador artístico no es nuevo, sobran ejemplos de escritores,músicos y cineastas. Para muchos, parece que el arte está ligado irremediablemente al sufrimiento ya la sensibilidad. Sobre este tema ahonda Asif Kapadia en su más reciente documental “Amy” (2015),cinco años después del aclamado “Senna” (2010), y donde vuelve a hacer un detallado perfil de unpersonaje talentoso y magnético. Amy es la historia de la auto-destrucción de una talentosa cantantey de la búsqueda, por parte del director, de encontrar en su vida las claves de esta autodestrucción.

Las películas de Kapadia parecen fáciles de hacer, pero esta engañosa simpleza encierra un análisis minucioso de los personajes de los que habla. El documental está hecho solamente con material de archivo y con entrevistas a los familiares y amigos de la cantante, pero es en su inteligente edición donde encontramos una línea temática y las grandes preguntas que el director se plantea.

Kapadia busca en los vídeos y en las fotografías de las que dispone, las raíces de la autodestrucción de Amy Winehouse, las raíces de su muerte a los 27 años. Esta búsqueda me parece comprensible, ya que estamos ante una joven hermosa, carismática y talentosa. El director se plantea a sí mismo y al público las siguientes preguntas: ¿Qué le pasó a Winehouse en sus últimosmeses? ¿Quién lo permitió? ¿Cuál es la responsabilidad de los medios y del público ante esta miseria de los famosos?

El documental cuenta cronológicamente la carrera artística de Amy Winehouse, desde que inicia alrededor de los 18 años hasta el día de su muerte. Además, intercala grabaciones de la infancia y adolescencia de Amy, como queriendo encontrar ahí una respuesta a su trágica muerte. Y la respuesta parece hallarse ahí, ya que muchos de los problemas y talentos de la cantante son visibles desde muy temprana edad. Por ejemplo, la película arranca con Winehouse cantando con un grupo de amigas el “feliz cumpleaños” a sus 14 años, y desde entonces podemos escuchar su talento, la gran singularidad de su voz y ver su fuerte presencia frente a la cámara. El análisis que va realizando Kapadia es incisivo y esconde en cada grabación, en cada entrevista, un significado global para el resto del documental.

En todos estas grabaciones de la juventud de Amy Winehouse, el director rescata pequeños guiños a su terrible final: su depresión y bulimia desde la niñez, así como otros momentos más explícitos, como un entrevistador que le advierte que será perseguida por los fotógrafos “cuando sea realmente famosa” y todos quieran “un pedazo de ella”. A través de estas pinceladas, Kapadia construye la imagen total de la cantante. Al inicio vemos a un bella chica con una voz impactante, quien poco a poco va a adelgazando más y más, cayendo más y más en las drogas y el alcohol. El impacto de sus vicios y de sus enfermedades mentales es profundo, y nos hace preguntarnos qué hubiera pasado si se hubiera atendido apropiadamente a la joven. Si, como muchas veces se planteaen broma, hubiera ido realmente a rehabilitación.

Otra singularidad de “Amy”, es que no reduce las interpretaciones de la cantante a simple relleno dentro de la película, más bien las letras acompañan cada uno de los temas que poco a poco va tratando Kapadia. Es decir que el director acompaña cada uno de los temas que el documental va tocando con una serie de canciones producidas por Winehouse, donde podemos ver su gran talento.

No se puede culpar a los tabloides y a los paparazzis de la muerte de Amy Winehouse, pero sí debemos responsabilizarlos de lucrar con la imagen de la cantante en sus últimos meses de vida. Las grabaciones donde vemos a Amy siendo acosada por miles de fotógrafos son aterradoras. Este destino de Amy, es mucho más horrible cuando ya la conocemos (o creemos hacerlo gracias al documental), con todos sus fantasmas, errores y talento. Los medios venden esta miseria de la artista a grandes precios y con la complicidad de los lectores de todo el mundo. Cada vez vemos a Amy más flaca, más destruida, reproducida en millones de periódicos de todo el mundo y sin que nadie haga nada.

Este entretenimiento a costa de la vida privada de la artista, encuentra en la vida de Amy Winehouse el ejemplo más claro de que los medios han llegado muy lejos en su afán de vender. Una reflexión que se puede rescatar del documental, es que es muy lamentable que necesitemos de él para darnos cuenta de los problemas del acoso a un artista y de la responsabilidad del público en el problema, quien compra feliz las miles de revistas y periódicos de chismes.

Tampoco se puede culpar a los familiares y amigos de Amy de su muerte. Aunque este planteamiento es hecho más sutilmente por Asif Kapadia, se encuentra también en la película. Es muy fácil señalar culpables, en vez de tratar todo el incidente como un mal general. Las denuncias que hace el director son ante la necesidad del tratamiento apropiado de las enfermedades mentales ya no participar de ninguna manera en el acoso de los famosos.

A pesar de que las partes más sensacionalistas parecen ocupar más tiempo y atención del documental, se habla también de todo el talento de Amy Winehouse. Te permite de esta manera conocer más sobre las partes positivas de su vida, y acabar con la terrible imagen que muchos tenían de la artista. Es un retrato mucho más complejo de la cantante, lejos de los chismes y de fotografías de los tabloides. Dejamos de ver a Amy Winehouse solamente como un ser indefenso y una historia triste, para ver a una de las voces más singulares del siglo XXI. Así es como terminamos por conocer a Amy Winehouse, más allá del “chisme” de tabloide. Aunque su muerte es una gran pérdida para la música, parece natural que con esa sensibilidad no haya podido enfrentarse a todos los horrores del mundo. “Amy” (2015) es un retrato de pasión y de decadencia.