Tour de cine francés: “Camille regresa”, la oportunidad de volver a ser joven

Por Arantxa Sánchez

En el cine siempre se habla de segundas oportunidades. Es un hilo constante que gusta de ser moldeado para crear tramas complicadas, dramáticas, divertidas… porque justo como pasa en la vida real, se quiere empezar de nuevo para corregir, mejorar y revivir: Camille (Noémie Lvovsky) lo descubre un día cuando se da cuenta que la vida que lleva no es la quería pero ¿cómo cambiarlo?, ¿cómo borrar e iniciar de nuevo la cinta llamada “vida”?

Ganadora del premio SACD (Director’s Fortnight) en Cannes 2012, la película francesa “Camille regresa” (Camille redouble) hace un acercamiento crudo y divertido de las ultimas ilusiones de una mujer cuarentona. Su directora, escritora y protagonista, Noémie Lvovsky, entrega un trabajo sincero, sin complicaciones de la comedia acida y la reflexión obligatoria.

Es fin de año y Camille tiene los años encima: actriz decadente, alcohólica y casi divorciada. La única solución a esa enmarañada ola de tristeza será una fiesta de recuentro con sus amigas de la adolescencia y como toda buena horrible vida, algo sale mal: ¿qué tanto se añora lo que se perdió? La mágica vida de la pubertad, las fiestas, las experiencias y lo que nunca se tuvo.

Uno de los mayores atributos de las comedias cinematográficas francesas es su capacidad de lograr que una situación de malestar y decaimiento se vuelva un torbellino de situaciones irreverentes y bizarras: la segunda oportunidad de Camille está en regresar a los años ochenta y pensar un poco más las decisiones que marcaron su vida.

Sí, es la clásica historia de volver al pasado y elegir mejor, punto central es ese pero Lvovsky supo superar la fórmula del cliché al presentar una producción bien ambientada, con más exploración tanto en la forma como en el fondo: una puesta en escena agridulce (y sí, en ocasiones con tintes rosas) de las frustraciones y fracasos de una mujer madura.

Ese salto en el tiempo es el pretexto perfecto para recrear la vida en los años ochenta: usos, costumbres, moda e incluso ideales. El trabajo de Dirección de Arte y vestuario es sobresaliente: la comicidad no está en ver a Camille de cuarenta años vestida como adolescente de 16 años, eso queda en segundo plano para ser sustituido por una destacada actuación de Lvovsky.

“Camille regresa” tiene un doble juego de apariencias y pertenencias: el chiste de la mujer cuarentona actuando como niña se transforma en un vehículo de reflexión y madurez: los errores alimentan, ayudan para elegir si se toma o no el mismo camino que la formó para bien o para mal.

El riesgo es constante, la directora francesa coquetea entre la formula mala de Hollywood y un cine más honesto pues sin duda alguna hay chistes malos, diálogos plásticos, personajes previsibles ¿por qué “Camille regresa” se salva a sí misma?

Con 13 nominaciones en los Premios César 2012, entre los que destacaron mejor película, mejor director y mejor actriz principal, los escenarios coloridos de la sociedad francesa hace una suerte de homenaje vintage a esa etapa de la vida en donde la despreocupación es el eje de las vidas.

El elemento plus de la película es hacer de la fantasía una clave más humana. Está claro que nadie puede saltar en el tiempo pero si se logrará ¿qué medidas se tomarían?, ¿qué se haría? Los viajes con misión de rescate y que buscan como mayor prioridad la felicidad, a través de lo “correcto”, son ignorados por completo.

“Camille regresa” es un viaje de nostalgia y popurrí ochentero, con walkman y medias rotas, colores vivos y sueños latentes, de desilusión, hartazgo y decepción, es un viaje de asimilación y aceptación, de un guión lineal pero más complejo, de unos créditos bizarros pero que hablan mucho del revoltijo y la confusión de su protagonista. La película podría verse como una puesta al día del filme de Francis Ford Coppola “Peggy Sue” (1986), donde la protagonista (Kathleen Turner) viajaba a los años sesenta de su adolescencia.

“Camille regresa”, que formará parte de la edición XVII del Tour de Cine Francés en la Ciudad de México, es una historia sencilla en donde el pasado es lo que forja y en donde todo acto tiene una consecuencia y la cinta llamada “vida” no se borra, sólo se reescribe.

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