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2020-08-05 00:00:00

«Life in a Day»: la vida que no cesa

Por Pedro Paunero

El director británico Kevin McDonald (n. 1967), tiene en su haber un premio Oscar por su documental “One Day in September” (1999), sobre los atentados acaecidos durante los Juegos Olímpicos de Múnich, en 1972, y el asesinato consiguiente de los atletas israelíes, que se encontraban en calidad de rehenes, por parte de los terroristas palestinos, pero se le recuerda especialmente por “El último rey de Escocia” (The Last King of Scotland, 2006), película sobre Idi Amin, por cuyo trabajo Forest Whitaker, al interpretar a dicho dictador de Uganda, recibiera también el Oscar. En 2010, en un proyecto auspiciado por YouTube, se encargó de dirigir “La vida en un día” (Life in a Day), un documental perteneciente a la Era de las Redes Sociales que pretendía captar la vida, de cualquier ser humano, en cualquier lugar, que grabara su cotidianidad, en vídeo, y lo remitiera a dicha plataforma. En su momento, atendiendo al listado anual de mejores películas del año 2011, en Correcamara, la cité en el número once. Escribí, entonces, la siguiente reseña :

La vida en un día (Life in a Day, 2011)

“El 24 de julio de 2010 el mundo respondió a una solicitud de YouTube: filmar un día en la vida de los usuarios de medianoche a medianoche. Se recibieron 4,500 horas de video (que finalmente se redujeron a 90 minutos) de 192 países a través de 81, 000 envíos. El canal de YouTube pidió a los hermanos Scott (Ridley y Tony) que se unieran como productores en esta histórica propuesta, perteneciente al fenómeno del vídeo casero y la Internet. Una experiencia muy del Siglo XXI, que comienza con el planeta despertando y finaliza con el mismo, a punto de ir a dormir. Se trataba de responder a tres preguntas: ¿Qué amas, a qué le temes, qué hay en tus bolsillos en este momento? Muchas respuestas dejan sin habla por la sinceridad. Rituales cotidianos, la riqueza y las miserias humanas, las diferencias, y las extraordinarias semejanzas, nacimientos, hombres en sus lechos de muerte. Todo eso, y mucho más, es este documento. Lo que parecía un día ordinario se hizo extraordinario pues, como dice al final una chica cuyo nombre no sabemos: “Es medianoche y se me está acabando el tiempo para hacer esto, todo el día no pasó nada realmente, quiero que la gente sepa que estoy aquí, no quiero dejar de existir, aunque no haya pasado nada maravilloso esta noche siento como si hubiera pasado algo maravilloso””.

Diez años después, fallecido Tony Scott, con una pandemia devastadora encima –aunque, salvando las distancias, no comparable con la de la “Gripe española” de 1918-, cuando muchas de las cosas han cambiado (políticas, economías, movimientos sociales, actitudes vitales y culturales), y otras no tanto, o siguen siendo las mismas, Ridley Scott produce, una vez más, este conmovedor documental, dirigido, otra vez, por McDonald, que consistió en hacer un llamamiento, a través de redes sociales, para grabar un vídeo, el día 25 de julio de 2020, como puede leerse, en su página oficial:

“[…] personas de todos los rincones del mundo cogieron la cámara para grabar su día. Inmortalizaron momentos cotidianos, insólitos, personales y profundos. Ahora, algunas de esas grabaciones formarán parte de un documental que reflejará cómo es un día en la Tierra, en el que ya están trabajando su director, Kevin Macdonald, y los editores Nse Asuquo, Mdhamiri Á Nkemi y Sam Rice-Edwards” .

El documental incluye, ahora, todo ese material vivo, conmovedor y enriquecedor, que no tuvo el primero: embarazos y nacimientos en confinamiento; las misiones al espacio, por parte de la empresa de Elon Musk; enamoramientos, formación de parejas, y matrimonios heterosexuales, pero también gays; la ira contra la brutalidad policial y el “Black Lives Matter”; las lágrimas, la desesperación de los médicos que luchan contra la pandemia, las sonrisas de los niños, la alegría de un perro paseando con su compañero humano, en un auto; la nueva omnipresencia de la pantalla: cumpleaños, saludos y despedidas “en línea”, con todo y los buenos deseos; las anécdotas de una crudeza desgarradora, como las que incluyen tocarse las manos a través de una superficie de vidrio; todos los colores humanos de piel y todas las actitudes; escenas animales y atardeceres soñados; pero vida, sobre todo, vida por todas partes, imponiéndose al horror, el espanto y el asombro que ha provocado la pandemia.

No faltan los detractores, como aquellos usuarios de los canales de YouTube que reclaman a la plataforma el pedir que graben su día, evitando que en el vídeo aparezca alguna marca comercial, sin música de fondo o cualquier alusión a otra película (para evitar problemas por Derechos de Autor), cuando la humanidad “real” y “cotidiana”, ya está inmersa en un mundo en el que imperan las marcas, la música y los elementos cinematográficos, convertidos en íconos culturales. Reclamo justo que, no sólo pone de relieve la penetración capitalista en la intimidad más profunda, sino la naturaleza misma del documental y aquello que, supuestamente, documenta .

La película resultante se estrenará en el Festival de Cine de Sundance 2021, para, posteriormente, subirlo y exhibirlo gratuitamente en YouTube.