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Avanzó en su tercera jornada este viernes la Mostra veneciana con un panorama similar al del día anterior: Una buena película -en este caso “A dangerous method” (Un método peligroso), de David Cronenberg- opacando totalmente a una cinta muy inferior, la francesa “Un été brûlant” (Un verano ardiente), de Philippe Garrel, cuyo principal activo visual es el hermoso y maduro cuerpo desnudo de Monica Bellucci. Aplausos y elogios para la primera, y abucheos incluso de los “voyeurs” para la segunda.
  

El canadiense David Cronenberg sigue transitando por una senda más convencional que sus retorcidas cintas de antaño en “A dangerous method”, adaptación de una obra teatral de Christopher Hampton por el propio autor, quien a su vez se inspiró en el libro de John Kerr sobre Freud (Viggo Mortensen), su discípulo Jung (Michael Fassbender) y la paciente de ambos Sabina Spielrein (Keira Knightley). Producido por el británico Jeremy Thomas, este “europuding” nos sumerge en la pugna profesional, cargada de hipocresía, represiones y culpabilidades, entre los doctores y la histérica enferma de atribulada infancia que acaba convertida ella misma en analista, tras ser amante de Jung.
  

Cronenberg, que no tiene un pelo de tonto, ha asumido que tiene más éxito y gana más dinero cuando deja de lado sus mandangas más oscuras y provocadoras y se limita a contar en imágenes lo mejor que sabe (que es bastante) una historia escrita por otros. Tras “Una historia de violencia / Una historia violenta” (2005) y “Promesas del Este / Promesas peligrosas”, se afianza en la línea convencional y convincente con este drama mental y humano para el que los más atrevidos ya se han apresurado a pedir el León de Oro.
  

Puestos a considerar, habría que retener los nombres de Fassbender y Mortensen en su duelo interpretativo, más contenido -cosa hasta cierto punto lógica- que el de la británica Knightley, para algunos sobreactuada en su histerismo masoquista al principio del film. Frente a los que han considerado que Cronenberg la ató demasiado largo en esas escenas, ella confesaba a la prensa haberse divertido: “Me encantó… Soy una actriz, así que… ¡estoy loca!”.
  

La anécdota austral la ha puesto en la rueda de prensa Viggo Mortensen (nariz postiza en su papel de Segismundo Freud), quien apareció con un muñeco ataviado con los colores de su equipo de fútbol favorito, el argentino San Lorenzo, que según dijo le acababan de regalar camino de su cita con los periodistas.
  

También hay un “cherchez la femme” en “Un été brûlant”, que arranca prometedoramente con el espléndido desnudo de Monica Bellucci, en la mitad de la cuarentena, pero cuyo interés de diluye enseguida. Película familiar (la dirige Philippe Garrel, la protagoniza su hijo Louis Garrel y la coescribe la pareja del realizador, Caroline Deruas-Garrel), es un drama pretendidamente pasional en el que un joven artista amante del personaje de Bellucci, casi dos décadas mayor que él, acaba quitándose de enmedio tras ser abandonado. Pitidos y pataleos acompañaron el desenlace de esta cinta cuyo realizador dijo haberse inspirado en su “maestro” Jean-Luc Godard, al que sólo se parece en su vacía pretenciosidad.
  

Para los amigos de las curiosidades y las casualidades, esta jornada marcó un “enfrentamiento conyugal” en el Lido, ya que el actor galo Vincent Cassel es uno de los doctores de “A dangerous method”, mientras que su mujer, la citada Bellucci, actua en la competidora “Un été brûlant”. En esta ocasión al menos, el primero ha mostrado mejor olfato al seleccionar sus trabajos.