Cinecrítica: “Guerra Mundial Z”, zombies que les falta pasión
 
Por Arantxa Sánchez
 
¿Qué se tiene si se mezcla acción, suspenso, armas, un poco de terror, un presupuesto de casi 175 millones de dólares, drama y a Brad Pitt? Sí, una película con el sello total y absoluto de los estudios de Hollywood: quizá una más para palomear en casa pero ahora la pregunta es: ¿”Guerra Mundial Z” (”World War Z”) será igual?
 
Basada en el libro publicado en 2008 “World War Z: An Oral History of the Zombie War” Max Brooks, la película dirigida por Marc Foster hace entrega de otra producción catastrófica del mundo: muerte, mucha destrucción, confusión, sangre, cadáveres, desesperanza, un solo héroe salvador del planeta y zombis. Sí, zombis. 
 
Gerry Lane (Brad Pitt) es un ex comisionado de la ONU que deberá regresar a las andadas, dejar a su familia y descubrir la razón de las pandemias de muertos vivientes que amenazan todo el mundo: con la ayuda del gobierno de EUA, Lane emprenderá un viaje que lo hará enfrentarse a miles de dificultades, muerte y catástrofes. 
 
Con una estrategia de mercadotecnia de doble filo, las productoras Paramount Pictures y Plan B Entertainment decidieron guardar el secreto del prometedor éxito de esta producción: la temática zombi como resultado de una problemática mundial de salud, muy al estilo de otras tantas películas que se han hecho de los muertos vivientes. 
 
Sí, quizá es lo mismo. El tráiler sólo revela la decadencia humana, las armas, los aviones, la guerra y la actitud heroica de Pitt, ¿por qué ir al cine? Para los que no son fanáticos del libro, hay un poco de seducción en las imágenes y en la ilusión de encontrar una propuesta nueva sobre el fin del mundo, un giro inesperado y el comienzo de otra saga inmortal de cine. 
 
Pero no, “World War Z” le queda a deber al público, a los seguidores del libro, al presupuesto millonario y los fanáticos de los zombis. 
 
El guion fue realizado por Max Brooks, Matthew Michael Carnahan, J. Michael Straczynski, Damon Lindelof y Drew Goddard, y pese a los muchos problemas y dificultades de producción desde la adquisición de la historia, traen una historia sencilla, cómoda, lineal, con personajes muy explotados, sin mayor riesgo y propuesta. 
 
Hombre de familia, educado, experto, valiente, inteligente, fuerte, sincero y capaz: ese sólo podría ser Brad Pitt (y casualmente, dueño de una las productoras de la película). Muy a pesar de su verdadera capacidad histriónica, nos ofrece una actuación mesurada, nada sorprendente, necesaria para ser el héroe de una película de zombis. 
 
Así, los demás personajes que rodean a Gerry Lane simplemente se acomodan en una serie de clichés y estereotipos de todas las películas de acción: la madre y esposa que protege a toda su costa su familia; el hombre de color con un puesto importante en el gobierno; el general del ejercito que debe proteger a la nación; los soldados fuertes y valientes; los zombis con ropa desgarrada, piel putrefacta, ojos perdidos, agresivos y que gruñen sin parar, y un largo largo etcétera. 
 
Sin duda, “World War Z” tenía muchos elementos a su favor: una idea previa literaria bastante interesante, el talento, el presupuesto y lo más importante: los zombis como el pretexto perfecto para lograr una maquinaria cinematográfica, mercadológica y de culto. 
 
Desde “White Zombie” (1932) de Victor Halperin, pasando por “28 Days Later” (2002) de Danny Boyle, hasta las bien amadas películas de “Resident Evil” (2002 a la fecha), los zombis son una idea que, si se construye bien, puede acarrear millones y millones de dólares contabilizados en fans y merchandising, ¿por qué no aprovecharlo y explotarlo al máximo? 
 
Quizá el error de “World War Z” fue querer dejar la historia de vida, los motivos y las circunstancias en segundo plano. A pesar de los buenos y bastante rescatables efectos especiales, hay algo que falta, una pieza que no encaja, una parte que no asimila bien la conjunción de diversas temáticas como son la guerra y los zombis. 
 
Las razones futuristas y de transformación para la humanidad siempre tendrán la ventaja de ofrecer a los espectadores un espectáculo de imágenes bien hechas con una manufactura técnica de calidad que engancha y cautiva: “World War Z” lo cumple bien. 
 
Sí, hay un plano más terrenal del tema, nadie puede negar que el riesgo de salud amenaza al mundo como una realidad latente: la película se arriesga y se sale del plano local e individual, para tratarlo de forma más libre, contundente y menos tímida como un problema universal y que incumbe a todos. 
 
Un poco más de pasión, de engranaje, de complemento, de empuje, “World War Z” dejó escapar la oportunidad de entregar un producto más completo, más complejo y de convertirse en una película zombi de referencia. 
 
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La publicidad del filme muestra a la Ciudad de México tomada por los zombies. Esta misma estrategia se usó en diferentes países.