Por Hugo Lara

“Trumbo”, el biopic sobre el escritor, guionista y cineasta Dalton Trumbo, aparece discretamente entre los filmes nominados al Oscar, en la categoría de mejor actor para su protagonista Bryan Cranston , el actor que se convirtió en una celebridad mundial gracias a su original personaje en la serie televisiva “Breakin Bad”.  Cranston logra una sólida interpretación en esta película sobre el fascinante escritor de “Johnny tomó su fusil”, perseguido por el Comité de Actividades Antinorteamericanas que en 1947 lo acusó de comunista y que por ello purgó una condena en la cárcel, además de ser vetado de su actividad como escritor de películas, la cual burló astutamente durante una década usando distintos pseudónimos.

“Trumbo” es dirigida por Jay Roach, realizador de mediano peso responsable de exitosas comedias muy alejadas de la carga política de este filme, como  “Austin Powers” (1997) y “Meet the Parents” (2000).  Para “Trumbo”, Roach se apoyó en el material del guionista John McNamara, quien a su vez se basó en el libro de Bruce Cook.  Este biopic desarrolla este famoso episodio del “red panic” y la cacería de brujas en Estados Unidos mejor conocida como macarthismo, cuya acción se ejecutó en todos los sectores de aquella sociedad, incluyendo la industria cinematográfica, escenario donde ocurrió el caso de los “Diez de Hollywood”, un grupo de guionistas y cineastas acusados de complicidad con los comunistas.

Hay varias películas que han abordado esa oscura circunstancia con desiguales resultados, como “Guilty by Suspicion” (Irwin Winkler, 1991),  “The Majestic (Frank Darabont., 2001) o “Good Night, and Good Luck” (George Clooney, 2005).

“Trumbo” inicia en vísperas del proceso al que fue sometido el escritor y sus colegas, alrededor de 1947, y concluye en 1960, en el momento en que Trumbo es reivindicado por el director Otto Preminger y el actor Kirk Douglas, que deciden desafiar “la lista negra” impuesta por el sistema y hacer respetar el crédito del guionista en sus respectivos filmes, “Exodo” y “Espartaco”. Entre ambos puntos, el guión y la dirección elaboran un interesante retrato de Trumbo, a partir de dos caminos que se entreveran; el que corresponde a su vida familiar al lado de su esposa e hijos, y el de sus actividades de guionista clandestino, al servicio de filmes de serie B pero también de algunas producciones que alcanzan notoriedad y que incluso le hacen ganar bajo seudónimo dos Oscar como mejor guión —que se vio impedido de recibir— por “Roman Hollyday” (1953) y “The Brave One” (El niño y el toro, 1956).

La película impone una imagen de un Trumbo tenaz y valiente, de humor mordaz y con ciertas excentricidades, como escribir en la tina de baño. Cranston le da a su personaje varios matices que le procuran una dimensión humana convincente, con unos cuantos apuntes de claroscuros (con alusiones a sus adicciones o a su egolatría) que ayudan a equilibrar. Hay varios diálogos ingeniosos y escenas bien construidas, donde elementos como fotografía, música, arte, ambientación de época y edición, cumplen sin tropiezos. También aportan verosimilitud los segmentos y fotografías de archivo, donde se reconocen varias figuras de entonces. El tramo relacionado con la filmación de “Espartaco” permite crear una metáfora sobre la resistencia de Trumbo, a partir de lo que simboliza aquel esclavo que se rebela contra el imperio romano.

“Trumbo” igualmente se sostiene por los personajes que rodean al protagonista y que aportan  notas de su contexto e intimidad. La hermosa Diane Lane es certera en el papel de su esposa, así como Elle Fanning como su hija. Por otro lado, la siempre solvente Helen Mirren aparece como la intrigosa periodista Hedda Hopper (que bien merecería su propia película); David James Elliott como el ultra conservador John Wayne; el poderoso actor John Goodman como el pintoresco productor Frank King, y Michael Stuhlbarg como un timorato Edward G. Robinson, entre otros.

A pesar de su formato convencional, que a veces no pisa a fondo en términos de promover un debate más agresivo, “Trumbo” es una película oportuna por su temática relacionada con la libertad de pensamiento y expresión, algo que constantemente está amenazado por el poder no sólo en Estados Unidos sino en México y todo el mundo. El caso de Trumbo y los diez de Hollywood puede servir de referencia en torno a los grandes riesgos que suponen figuras como Donald Trump, el precandidato republicano a la presidencia de aquel país, cuyo discurso de paranoia y de odio es un peligro para el planeta entero, pero que asombrosamente despierta simpatía entre millones de seguidores.
 

La experiencia mexicana de Trumbo

Sobre “The Brave One” (El niño y el toro, 1956), dirigida por Irving Rapper , es la historia de un niño mexicano y su entrañable amistad con un toro de lidia. El filme de Roach apenas la menciona sin grandes detalles, pero vale la pena hablar un poco del mismo pues está vinculado al exilio en México del propio Trumbo, que tampoco es abordado en este biopic. 

Según sus biógrafos, Trumbo y su familia partieron a México después de salir de la cárcel y permaneció en el país unos años, en la década de los cincuenta. Es poco lo que se sabe de él en esta etapa, con quién se relacionó y si tuvo vínculos con la comunidad intelectual mexicana. Hay que recordar que era una comunidad con figuras importantes de tendencia liberal, desde Frida Kahlo y Diego Rivera hasta Luis Buñuel y Emilio “El Indio” Fernández, además de autores extranjeros como Bruno Traven o presencias periféricas como los beats W.S. Burroughs, Jack Kerouac y Neal Cassady. Como quiera que haya sido, algunos afirman que Trumbo escribió en suelo mexicano cerca de treinta guiones, incluyendo las ganadoras del Oscar  ya mencionadas, “Roman Hollyday” (1953) y “The Brave One”.

No exento del pintoresquismo mexicano que a Hollywood le gusta enfatizar, en “The Brave One” hay una cierta mirada de Trumbo sobre aquel México que conoció. El filme está rodado parcialmente en la Ciudad de México, donde hay generosos planos de la Plaza México y alrededores, Paseo de la Reforma, Bucareli, el Zócalo, la Alameda, Chapultepec y otras locaciones. Hay incluso un curioso diálogo del niño protagonista con el monumento a Benito Juárez. En esta película, aunque sea mínimamente, quedó expresada la experiencia mexicana del guionista que valdría la pena ser revisada ulteriormente.

Trumbo

Dirección: Jay Roach. Guión: John McNamara sobre la novela de Bruce Cook. Foto: Jim Denault. Edición: Alan Baumgarten. Diseño de producción: Mark Ricker. Música: Theodore Shapiro. Reparto: Bryan Cranston, Diane Lane, Elle Fanning, Helen Mirren, Louis C.K., John Goodman, Michael Stuhlbarg, David James Elliott, Roger Bart, Mark Harelik. Productora: Groundswell Productions, Inimitable Pictures, ShivHans Pictures. País: Estados Unidos. Año: 2015. Duración: 124 min.

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.