Por Daniel Ramírez


‘Hadewijch’, la película más reciente del aclamado y polémico director francés Bruno Dumont, presentada en el Festival de Cine de Morelia 2009, regresa a México para ser estrenada el próximo 5 de marzo en un circuito reducido de salas en la Ciudad de México.


‘Hadewijch’ retrata el amor ciego que una joven mujer, Céline, tiene por Cristo, a quien ve como su amante. Después de ser expulsada del convento, conoce a un par de hermanos musulmanes y confundida por las emociones que la desbordan, transita por caminos peligrosos.


Cabe destacar que desde el martes 2 y hasta el jueves 11 de marzo, será exhibida en un ciclo especial la totalidad de la breve filmografía del que fuera profesor de filosofía, cuya compleja y cruda obra ha sido comparada con la del también director galo Robert Bresson. Bruno Dumont está en México y conversó con Correcamara.com


CORRECAMARA.COM ¿Cómo fue la concepción de ‘Hadewijch’, es decir, se pensó la película desde un punto meramente filosófico o estrictamente religioso?


BRUNO DUMONT: Como soy ateo, para mi lo religioso se vuelve simplemente teatro y cuando hablo de teatro, creo que es algo positivo y también es el verdadero sentido de la filosofía, creo que la religión es su representación; las ubico en su verdadero lugar, es decir, en el cine. Entonces no hay ningún problema para hablar de esto, aún siendo ateo esto es teatro, está visto desde esta perspectiva.


CC: Si Bruno Dumont es ateo ¿En qué cree?


BD: En el cine. Porque el cine vuelve a ubicar al espectador en la creencia, el cine nos permite volver a creer; en este sentido ya no soy un ateo porque creo en el cine. La religión debe mutar hacia una visión humanista, espiritual y sagrada que el arte nos puede dar. El hombre moderno puede tener una experiencia de lo sagrado y volverse a ubicar en una nueva perspectiva espiritual del siglo que viene.


CC: ¿Qué influencias filosóficas preceden Hadewijch?


BD: Las influencias más fuertes son probablemente la literatura mística o la cristiana, aunque también pienso en Nicolás de Cusa, es decir, en todas esas personas que van en el sentido de las coincidencias de los contrarios, donde el amor puede estar junto con la violencia.


CC: ¿Se puede asociar a Céline con una clase de insatisfacción místico-religiosa?


BD: Claro, está en el sufrimiento amoroso que merece, es también una mártir iluminada.


CC: Alguna vez comentó que hay que dar importancia a la visión de las cosas que se van a mostrar en el cine pero ¿en qué momento comienza a dar importancia a la técnica cinematográfica que acompaña esa visión?


BD: En el mismo instante porque el cine es un arte de la imagen pero se hace a través del trabajo con los aparatos, con los actores, es decir, con toda la técnica cinematográfica.


CC: ¿Cuál es el siguiente paso del cine en consideración a la muerte del cine de autor?


BD: Bueno, son los autores los que mueren, no el cine. La única posibilidad es una revolución política, la decisión de detener la difusión del cine tonto y comercial, que vuelve al público tonto, ya no está en el Estado; ese es un problema político, no cinematográfico.


CC: ¿Cuál es su perspectiva acerca del panorama del cine mundial?


BD: Yo no lo veo, yo creo que la gente está mejor ubicada para verlo, yo hago mis películas, tengo bastantes problemas con mis filmes, entonces no tengo ninguna mirada especial, no sé que pasa realmente a mí alrededor.


CC: ¿Cómo observa el cine mexicano actual?


BD: Hace poco vi una película de Carlos Reygadas, Luz silenciosa, me gustó, creo que hay buenos cineastas y que están teniendo suerte en otros lugares.


CC: ¿Hasta dónde quiere llegar Bruno Dumont con su cine?


BD: Hasta que ya no tenga sed.


EN LA IMAGEN: Bruno Dumont (Foto de Daniel Ramírez)