Redacción. “César
tiene que morir”, la película de los hermanos Paolo y Vittorio
Taviani, ganó  el Oso de Oro en el 62 Festival de Cine de Berlín,  y otorgó para Italia  la más alta condecoración de la competencia fílmica alemana después de 21
años.
La
última vez que, de hecho, un italiano la había obtenido fue con Marco Ferreri en 1991 con
“La Casa de las Sonrisas” y desde 1951, año de fundación del evento,
sólo lo habían logrado Michelangelo Antonioni con “Noche”,  Vittorio De Sica con “El
jardín
de los Finzi-Contini y Pier Paolo Pasolini” con “Canterbury Tales”.

La película es una traspolación del “Julio César” de Shakespeare, al crudo ambiente de la cárcel romana de Rebibbia. Y los hermanos Taviani han dedicado su victoria a los actores de la película, los actores-reclusos de la prisión en Roma. Pablo
dijo que “gracias a las sencillas y sublimes palabras de Shakespeare,
los presos han regresado a la vida por unos días, vividos con
gran pasión.
Ellos merecen nuestro saludo “. Su
hermano, Víctor añadió que le gustaría “dar los nombres de aquellas
personas que, mientras nosotros estamos aquí como centro de atención con
la felicidad de los premios, ellos se encuentran en la soledad de sus celdas.”

El jurado, presidido por Mike Leigh, ha repartido los siguientes honores entre el cine más joven, empezando con el Gran Premio Especial a “Csak a szél”, (Just The Wind), del húngaro Benedek Fliegauf y centrado en los asesinatos xenófobos de gitanos en ese país.  El Oso de Plata al mejor director ha sido para el alemán Christian Petzold, por “Barbara”, centrado en una doctora acosada por la Stasi (los servicios secretos) en la antigua Alemania comunista. Su colega portugués Miguel Gomes ha ganado el Alfred Bauer, en memoria del fundador del festival, con “Tabu”, una hermosa historia de amor rodada en blanco y negro y ambientada en el África colonial. Ursula Meier, Oso de Plata especial  

Hacia África se ha ido también el Oso de Plata a la mejor interpretación femenina, que ha ganado la congoleña Rachel Mwanza, por su papel de niña soldado africana en el filme “Rebelle”. La plata para el mejor actor ha sido para el danés Mikkel Boe Folsgaard, por su papel en En kongelig affære, (A royal affair), sobre amores palaciegos en tiempos de la Ilustración, galardón para el que partía como favorito su compañero de rodaje Mads Mikkelsen.

Y otro éxito para el cine italiano dentro de la Berlinale, ha sido conquistado por la película “Díaz. No limpiar la sangre “que mereció el segundo premio del público. La
película de Daniele Vicari ha recibido el segundo de los tres premios
otorgados por un jurado de espectadores, con el primero que fue a la
serbia “Parada” de Srdjan Dragojevic y el tercer brasileño que “Xingu”
de Cao Hamburger, que
había sido un gran éxito entre los críticos.