Por Leticia Carrillo
“Cualquier película que se estrena con un número menor a ciento cincuenta copias, sea española, chilena, argentina, francesa o mexicana, tiene muy pocas oportunidades de sobrevivir porque nadie se entera que existe y está disponible en salas cinematográficas” dijo Mónica Lozano durante la conferencia que dictó el 3 de diciembre, en el marco del Seminario de Experiencia para Productores, llevado a cabo en Cinemark Reforma 222.
Por eso, la también Presidenta de la Asociación Mexicana de Productores Independientes, consideró prioritario que el sector de la producción cinematográfica se prepare más en el ámbito de la publicidad como herramienta para contrarrestar el entorno adverso de una “competencia voraz y descomunal”.
“La competencia ha crecido dramáticamente y el público no perdona. Hay películas de primera opción y si la nuestra tiene pocas posibilidades, el trabajo de marketing se vuelve primordial porque es un esfuerzo muy costoso para posicionar la película en ese crítico primer fin de semana del estreno”.
La productora de Amores perros (Alejandro González Iñárritu, 2000) y Arráncame la vida, (Roberto Sneider, 2008) entre otras, y directiva de Altavista Films -empresa del grupo CIE- señaló que la cinematografía nacional tiene que luchar en condiciones de inequidad y desigualdad en las salas cinematográficas ya que en nuestro país se estrena un promedio de trescientas cincuenta películas al año, lo que da siete nuevos títulos en salas cinematográficas cada semana, pero entre treinta y sesenta por ciento de esas cintas corresponden a producciones extranjeras, sobre todo hollywoodenses, que realizan lanzamientos simultáneos en las casi cinco mil pantallas de la República Mexicana.
En este sentido, manifestó la necesidad de que el productor piense en la distribución del proyecto desde la preproducción del mismo, para que desde esa etapa lleve a cabo estrategias de marketing que exploten la mayor cantidad de elementos posibles que permitan el conocimiento de la obra por parte del público en los medios masivos y, eventualmente atraigan inversionistas a la producción.
Lozano expresó que aunque los distribuidores son los responsables de la creación de la campaña publicitaria de una película, los productores deben tener una idea de cómo se va a manejar el filme en el mercado para colaborar en la tarea de la promoción.
Subrayó que a este respecto, los distribuidores se quejan de los encargados de una película: “Los productores llegan con una gran oportunidad de producción, con una gran historia o con un paquete creativo interesante, pero no tienen ni idea a qué público va dirigido, cuál va a ser el sistema de lanzamiento posible, qué modalidad de comercialización es la más conveniente, con cuántas copias se puede estrenar o cuál va a ser el rendimiento de la comercialización de su película”.
Sin embargo, no compartió la opinión de que si una película mexicana no obtiene buenos resultados en taquilla se debe a que no es de buena calidad, más bien, estimó, la distribuidora no hizo bien su trabajo ya que su objetivo es darla a conocer entre el público y si éste no se entera que hay un filme nacional en pantallas, no va a acudir a las salas a verlo y por ende, la cinta no va a recaudar el dinero suficiente para permanecer una semana más en cartelera.
Mónica Lózano expresó que debería haber otras modalidades de distribución de películas para exhibir la producción nacional ante la saturación del mercado, el alto volumen de copias de un solo título y la existencia de pocas distribuidoras, cadenas exhibidoras y televisoras que no permiten la debida difusión del cine mexicano: “El cine es un asunto estratégico, de identidad”.
A los productores les recomendó ser conscientes del potencial y de las posibilidades reales de su proyecto; evaluar las fortalezas y debilidades de su producto; resaltar las primeras con la prensa para que hagan una buena cobertura; tener siempre presente el público al cual va dirigida la obra, hacer estudios de mercado de ese target para que todas las acciones publicitarias vayan dirigidas a él; participar en festivales que sean convenientes para la película, donde ésta ocupe un lugar destacado, y por último, determinar la fecha de estreno en base a los títulos con los que se enfrentará la película ese fin de semana.
“Tu deber como productor es hacer la mejor película producida. No puedes consentir que la película no reúna la calidad técnica y artística, esa es tu responsabilidad. La película tiene que llegar a competir en las mejores condiciones” concluyó Mónica Lozano.