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Reporte de la semana

2008-12-17 00:00:00

Rudo y Cursi según Carlos Cuarón

Rudo y Cursi, ópera prima de Carlos Cuarón se estrena el viernes 19 de diciembre, distribuida por Universal Pictures con quinientas cincuenta copias. Les mostramos extractos de las reflexiones -recogidas por la distribuidora- del director y guionista acerca de la gestación de uno de los estrenos más esperados del año

¿Qué más se puede pedir que tus productores sean gente que entiende creativamente el cine y que estén dispuestos a ayudar en todo momento y a aportar consejos valiosísimos, con el talento, el oficio y la experiencia que ellos tienen? Es tener lo mejor de dos mundos porque no sólo te apoyan con la capacidad financiera y de logística que tienen como productores, sino creativamente, porque tuve una retroalimentación constante.

En el caso del fotógrafo, primero pensé en diversos mexicanos con los que ya había trabajado y quería volver a trabajar, pero ninguno estaba disponible…Me entrevisté con fotógrafos de todo el mundo, entre ellos con Adam Kimmel y sus propuestas fueron muy interesantes. Es un genio de la luz. Cuando le presenté el guión le gustó la propuesta y cuando empezamos a trabajar hicimos el compromiso mutuo de respetar de principio a fin el concepto original que le había pedido, que había generado y que lo había jalado al proyecto.

Con Eugenio Caballero (Diseñador de Producción) quería trabajar desde hace mucho tiempo. Le había platicado el proyecto, pero no me había tomado en serio. Después lo estuve buscando pero andaba con lo de su nominación al Oscar. Antes de que se fuera a la ceremonia lo encontré, le dije que me gustaría que hiciera mi película y le mandé el guión.

Cuando volvió me habló para decirme que el guión estaba chingonsísimo y que sí quería hacer la película. A los dos días ya estábamos trabajando. El contexto de autenticidad y originalidad de la historia pudo hacerse gracias al trabajo de Eugenio y todo su equipo. Tuvo un gran cuidado en el detalle y en las texturas para generar un universo paralelo a la realidad que vivimos en México, pero idéntico. Eso sólo se logra con mucho talento.

En la postproducción, cuando tenía que meter la música, le pedí a Anette Fradera (Supervisora Musical) que me contactara con Felipe porque me latió que traía algo interesante. Me gustó tomar el riesgo de jalar como scorista de cine a un músico desconocido —con una gran capacidad para la música de cámara electroacústica—Le pedí algo como si fuera un concierto de cuerdas y acordeón, que era un riesgo enorme. Pero salió bien.

Al principio [Gael y Diego] estaban desconcertados porque Diego decía que por su naturaleza él era el Cursi y Gael lo mismo con el Rudo, y yo estaba de acuerdo. Pero just por eso no quise hacerlo así, quería hacer una película en contra del tipo natural.

Guillermo Francella (“Batuta”) es el comediante más conocido y reconocido de Bueno Aires. De entrada me sorprendió que quisiera hacer un casting y más tarde su gran humildad para trabajar. Entendió perfectamente que yo no estaba buscando a Francella el comediante sino al actor y eso es lo que me dio: un Batuta real que te crees de principio a fin. Fue riquísima la experiencia de trabajar con Guillermo.

Para el resto del reparto, quería usar caras distintas, porque las caras de los tres principales son muy reconocibles. Cuando hablé con Dolores Heredia (“Elvira”) y le conté que quería caracterizarla como una mujer costeña, con el pelo deslavado, encanecida y hacerla lucir mayor, le encantó la idea porque se ve muy distinta de como es en la vida real.

Para los demás personajes, fue buscar actores o actrices que se hubieran visto poco. Tuve la fortuna de encontrarme con Adriana Paz (“Toña”), que es una excelente actriz que viene del teatro y que me sorprendió cuando la incluí.

Jessica Mas (“Maya”) había hecho algo en televisión (que yo no conocía) y era una cara totalmente distinta. Además yo estaba convencido de que quería que el personaje de Maya fuera caribeña, no sabía de qué país, y acabó siendo ella. Lo mismo se puede aplicar a todos los demás, actores y no actores. Los usé porque quería generar una autenticidad de la realidad del guión de Rudo y Cursi, que no necesariamente es la realidad tal cual es: hay una ligera estilización.

La película está filmada con cortes limpios porque quería dar un efecto de realismo; mientras más manierismos empiezas a hacer, más realidad pierdes, entonces los evité. Al principio hay más planos abiertos y planos secuencia; conforme avanza la historia hay cada vez menos. La película se vuelve más cortada hasta que llega la locura del penalti.

El tercer acto tiene muchos más cortes que el resto y esto fue pensado a propósito, con la intención de irse metiendo a la intimidad de los dos personajes poco a poco: primero son los campos plataneros y lentamente se van cerrando las tomas hasta llegar a los ojos de cada uno. Eso es un planteamiento formal de realización.

En la edición (a cargo de Alex Rodríguez), la intención es que no caiga el ritmo. No se pierde un segundo, es decir, apenas estás terminando de ver una escena cuando ya está empezando otra, y así se sigue toda la película: no para, no respira.

Yo lo que intenté fue hacer un retrato fiel de la sociedad mexicana. Para mí el tono de Rudo y Cursi es de un drama realista más que una comedia, lo que pasa es que hay mucho sentido del humor. Originalmente Rudo y Cursi se me ocurrió como un falso documental sobre Tato, un jugador de origen humilde que llega a la gloria dentro del fútbol profesional pero de repente desaparece misteriosamente y se convierte en una leyenda.

Cuando le conté la historia a Diego y a Gael, los dos me dijeron que querían ser Tato, lo cual estaba bien padre; el problema era que sólo había un personaje. En ese momento me di cuenta de que lo que quería era volver a trabajar con los dos juntos y que tenía que ampliar la historia a dos personajes. Lo primero que me vino a la mente era la imagen de dos futbolistas resolviendo un drama íntimo antes de un penalti en medio de un estadio lleno de gente. Pensé que por qué no eran hermanos, y de ahí comencé a construir para atrás.

Espero que la honestidad y autenticidad sean las que traigan a la gente a ver la película. Más allá del reparto, es un concepto original que trata un tema universal —la hermandad—, que todos hemos vivido de una manera o de otra.