Por Jaqueline Tavera Martínez
La vida de Ramona (Ana Ofelia Murguía) cambia radicalmente cuando su único hijo (Eduardo España) desaparece. La búsqueda que comienza Ramona la llevará a sospechar de un hombre obsesionado con la nota roja, Genaro (Damián Alcázar), y a encontrar nuevas pistas gracias a una extraña mujer (Marisol Centeno). Esta es la premisa de la película de humor negro, “Fecha de caducidad”, que se estrena este viernes 30 de agosto.
La película mexicana ha sido ganadora del Premio del público en el Festival Internacional de Cine de Morelia, del Premio Especial del Jurado, San Jorge de Plata, Moscow International Film Fest, Lexus Iberoamerican Opera Prima, Miami International Film Festival, entre otros. Su directora, Kenya Márquez, platicó con CorreCamara.com
CorreCámara (CC): “Fecha de caducidad” ha ganado muchos reconocimientos, ¿cuáles eran las primeras expectativas del filme?
Kenya Márquez (KM): Tenía la sensación de que no tendría suerte en su estreno con el público, porque sentía que no se iba a entender. Pero después del Festival de Morelia y ganar el Premio del Público confirmé que había sido un acierto hacer la estructura de rompecabezas que tiene la película y que podría tener buena suerte en México. Mi productora, junto con el distribuidor, insistió para inscribirla en festivales. La película ha viajado alrededor de cincuenta festivales en los cuales ha obtenido 17 premios entre nacionales e internacionales.
Independientemente de los reconocimientos, lo que más me gratifica es que pude contar la historia que buscaba. Además, que no sólo llegue al espectador mexicano, sino que traspase fronteras y puede ser entendida tanto por un ruso como por un brasileño. Porque la historia de una madre que pierde a su hijo es universal, un chino puede sentir lo mismo que un mexicano ante esta pérdida.
CC: Hablabas de la estructura a modo de rompecabezas, ¿por qué elegir esta manera de contar la historia?
KM: Yo quería contar una historia de amor aunque parezca raro. De diferentes tipos de amor, del de una madre a su hijo, el de una mujer hacia su esposo y el de un hombre que está en su búsqueda. Todo llevándolo hasta el límite, plantear hasta dónde te puede llevar la pérdida de un hijo y cuál es el límite de permitir ciertas circunstancias cuando amas a alguien. Ese era un trabajo que quería desarrollar y paralelamente era una premisa que me movía: cómo a partir de tu apariencia el ser humano se crea un juicio, a veces perverso y fatal.
Por ejemplo, puedes encontrarte con un vagabundo y pensar que es un asesino y después encontrarte con una persona de traje quien en realidad es el asesino. Yo personalmente lo viví y me dejó marcada por eso lo quise desarrollar en mi ópera prima, con otros temas que me preocupan como la violencia contra mujeres, la corrupción, qué México sea el país donde no pasa nada, el matriarcado de la mujer mexicana; sin que hubiera tanta violencia, porque ya es tan fuerte lo que nos pasa en México que sólo lo haría de una manera sutil.
CC: Tienes un gran elenco, como Damián Alcázar y Ana Ofelia Murguía, ¿cómo los trajiste al proyecto?
KM: Trabajé con Damián y Ana Ofelia en 1998 en mi primer cortometraje, que se llama “Cruz”; fue tan grato trabajar con ellos y como son grandes actores sabía que mi primer largometraje lo haría con ellos dos. Como mi protagonista era una madre también estaba segura que tenía que ser Ana Ofelia.
Tenemos un trabajo de cómplices y amigos, ambos pese a su gran trayectoria son actores muy nobles que se inmiscuyen totalmente en la historia y se dejan llevar por el director, aunque se trate de su ópera prima y no sea un director reconocido. Ellos son actores que confían en la película y el guion. Eso fue lo importante para mí, porque es una historia rara con humor negro. En el caso de Marisol fue un encuentro muy grato porque es una actriz que tiene mucha sensibilidad y un trabajo riguroso, hace una construcción de su personaje minuciosamente.
CC: ¿Qué tipo de películas mexicanas te gustaría que se estrenarán?
KM: Creo que todas se necesitan, todas las películas son importantes. Cada historia debe contarse con el sello del director. Las películas violentas y las comedias se necesitan, lo indispensable es que sean historias bien contadas y con calidad. Si es una comedia debe ser inteligente, si es una de violencia debe tener una historia que plasme nuestra realidad y que te lleve a extremos. Cada director busca el género en el que se siente más cómodo, la forma y la calidad de contarlo desde las entrañas hará que la película sea buena.
CC: ¿Te gustaría dedicarte sólo a un género?
KM: He intentado hacer melodramas pero no pude. Esta película la intenté hacer melodrama pero no lo logré. “Fecha de caducidad” me confirmó que la comedia es mi género. En mi segundo corto, llamado “La mesa servida”, Damián (Alcázar), quien también es el protagonista, me dijo que para mi primer largometraje debía contar una historia seria, que no podía seguir con historias de humor negro. Lo intenté, pero después asumí que este es mi género, es parte de mí. Tengo un humor negro en mi vida personal y tal vez eso dé mi sello como directora.
CC: La película también se estrena en HBO.
KM: Sí se estrena en noviembre, en pago por evento. Lo que significa otra ventana y el distribuidor la está difundiendo en otras partes. También se estrenó en un circuito pequeño de Estados Unidos. Se busca que se vea en otras partes del mundo, aprovechando la buena recepción de festivales y premios.
CC: ¿Fue difícil hacer esta ópera prima, sobre todo viniendo del puesto de directora del Festival de Guadalajara?
KM: Sí, fue muy difícil, porque llegué al festival por ironías del destino, no lo hice conscientemente. Estuve ahí cinco años y aprendí y maduré mucho, además de ver películas mañana, tarde y noche. Eso provocó que como directora de cine me quedará claro que debía hacer una película honesta y sin pretensiones, con alma. Porque cuesta tanto hacer una película y conseguir financiamiento que contar algo que no mueva por dentro, no vale la pena. Eso fue una enseñanza del festival.
CC: La película habla de intentos fallidos, ¿por qué abordar esa temática? ¿Alguno de tus personajes está basado en alguien real?
Me gusta abordar temas donde haya personajes perdedores o que ves en la calle y no quieres escuchar una historia suya, esos son los más interesantes. Los personajes principales de la película tienen una parte de mi personalidad, claro no soy una asesina, pero soy un poco obsesiva y aprensiva como mamá, como Ramona.
Además, en mi vida familiar hubo violencia lo cual marcó mi vida y la de mi madre. El personaje de Genaro redondea el tema de las apariencias que también lo viví. Construir a los personajes de esa forma me hizo sacar mis tormentos personales y provocar que la historia tenga alma. No sé si sea la gran película o la película taquillera del siglo, pero es honesta y con alma, logra que el espectador se conecte con ella, aunque sean sólo cinco personas.
CC: ¿Hay algún director que te haya influenciado?
KM: Para esta película me influyó mucho “El inquilino” de Roman Polanski que es de mis películas favoritas. De hecho el primer título de la película surgió como un homenaje a “El inquilino” a una escena en particular, pero como duré tantos años escribiéndola la cabeza tuvo una transformación y la hicimos de manera que fuera parte de la realidad del país.
También me gusta Aki Kaurismäki, porque todas sus películas tratan de personajes perdedores que de pronto pensamos que son aburridos pero son grandes personajes en escenas muy sencillas.
CC: En esta película, como tú misma mencionas querías contar una historia de amor, ¿cómo lo definirías?
El amor es todo y nada, es incondicional y tortuoso; es visceral, puede llegar a límites tremendos; llevarte a todo y a nada, a la muerte o a la vida.