Por Lorena Loeza
La obra maestra de las historietas de ciencia ficción argentina, tuvo que esperar el cambio de siglo y un par de décadas más para tener una versión adaptada a la pantalla. Por mucho tiempo se habló de que era inadaptable, que el lenguaje de viñetas – hay que recordar que hablamos de una tira de cómic, cuya recopilación se volvió novela gráfica- era incompatible con el cinematográfico y/o audiovisual.
No obstante, el deseo persistió y tomó fuerza en este mundo pospandémico, donde la propia historia de “El Eternauta” parece más una profecía cumplida. Es muy notorio como las historias post apocalípticas y distópicas cobraron especial fuerza después del año 2020 y no es de extrañar su éxito arrollador.
También hay que decir que para entender cómo y porqué sigue siendo un relato tan poderoso hoy en día, la explicación tiene que ver su propia historia.
La serie “El Eternauta”, producida por Netflix en Argentina, está basada en la historieta de Héctor Germán Oesterheld y dibujada por Francisco Solano López, que – cómo ya decíamos- se ha convertido en un pilar fundamental de la literatura de ciencia ficción no sólo de Argentina sino de toda América Latina.
Publicada por primera vez en 1957 en la revista “Hora Cero” en entregas semanales, la historia ha sido aplaudida y disfrutada por varias generaciones gracias a la mezcla entre de suspenso, acción y, como cualquier obra de ciencia ficción que se respete, de una aguda crítica social.

La historia de Juan Salvo – el principal protagonista- en los años 50, se leía en un contexto muy diferente al de ahora. Por aquellos años, Argentina vivía los estragos de un golpe de estado militar que sería el inicio de un periodo de dictaduras autoritarias y represivas.
La metáfora es más que evidente, se trata de luchar contra un enemigo que no se ve, pero que lo trastoca todo obligando a las personas a organizarse para sobrevivir. Además, la propia historia personal del autor, Héctor Oesterheld y su familia, como perseguidos políticos, le añade una dolorosa similitud en la desesperada búsqueda de Juan Salvo por su hija, o de cómo las fuerzas extraterrestres van “convenciendo” a las personas de unirse a ellas y obedecer.
Con todo eso en mente, la empresa de actualizar y adaptar la obra a un contexto distinto y en una época diferente, generó tanto suspicacias como altas expectativas.
Netflix logra junto con Bruno Stagnaro salir bien librado del reto, al conservar la esencia del relato y tener la visión de trasladarlo a un momento contemporáneo, todo ello gracias a las acertadas decisiones narrativas y de construcción de personajes, que la hacen creíble, cercana, entrañable. La serie sigue explorando los límites de la resiliencia, el sacrificio y la solidaridad humana en tiempos de crisis, tal como fue concebida por su autor.
La serie además respeta el misterio de la nevada que mata al contacto y que es el preludio de otros horrores, como los escarabajos enormes, seres con decenas de dedos y, sobre todo, del caos y la guerra entre las personas por sobrevivir.
Eso además de contar con un excelente cuadro actoral, en el que Ricardo Darín en la piel de Juan Salvo, nos regala uno de los mejores trabajos de su carrera.
Pero quizás lo más interesante de la adaptación al formato de serie, es la hechura latinoamericana, ya que como público no estamos acostumbrados a ver el estilo latino, que va desde los modismos hasta los referentes concretos de la historia reciente – en este caso de Argentina- como la inclusión de Las Islas Malvinas como parte de las memorias de Juan Salvo.
Además, es difícil no recordar la pandemia en las escenas del encierro, el temor de salir, el uso de máscaras o bien el toque de queda. No es errado decir que contar esta historia en este momento resalta el mensaje central de la historia: no todos los enemigos son tan obvios, siempre se puede luchar contra la inimaginable.
Por todo ello, “El Eternauta” es mucho más que una historia de ciencia ficción; es una obra que refleja las ansiedades y esperanzas de una sociedad en un momento crucial de su historia. El relato continúa inspirando y resonando con el público de todas las edades. Quienes lo leyeron antes, quizás se acercarán a la serie por la nostalgia, mientras que quienes la están descubriendo, ahora saben que, si existe la posibilidad de que el mundo pueda acabarse así, en un instante, el día menos pensado.
Y en dado caso, cuando todo eso pase, no hay que olvidar que, a fin de cuentas, nadie se salva solo.