“A tavola non si invecchia”
Frase tradicional italiana

Por Pedro Paunero

Joe Scaravella (Vince Vaughan), creció rodeado del amor de su familia, compuesta por inmigrantes en los Estados Unidos, en especial de aquel que, su madre y abuela, le inculcaran a través de los sabores de la cocina tradicional italiana. Cuando ambas mujeres fallecen, la única manera que Joe encuentra para llenar ese vacío es comprando un restaurante en ruinas, situado en el barrio de St. George, ubicado en Staten Island (Nueva York), con una importante población de origen italiano, y dedicarlo, exclusivamente, a servir platos cocinados por “nonnas” (abuelas), antes que su conocimiento se pierda irremediablemente. Como es de esperarse, se enfrentará a diversos obstáculos que van desde el escepticismo inicial de las ancianas en el plan de Joe, que mucho tiene de sentimental, a la vez que de suicidio económico, el enfrentamiento entre las mismas chefs, hasta la oposición de la población local, que ve en la “Enoteca María”, como nombrara al restaurante, tan sólo una fachada para explotar a las cocineras.  

 Stephen Chbosky dirige en “Nonnas” (2024), a un elenco estelar que tanto incluye a leyendas del cine como Talia Shire en el papel de Teresa, que cambiara el hábito de monja (su pasado incluye un amor lésbico, imposible) por la cocina, como a Susan Sarandon, como Gia, una estilista y repostera, amiga de la madre de Joe, acompañadas de Lorraine Bracco, en el rol de la aguerrida siciliana Roberta, que no ha visto a sus hijos en años y de Brenda Vaccaro, quien interpreta a Antonella, de orígenes boloñeses quien, al poco de conocer a Roberta, ya está enzarzada con ella en una ancestral disputa que se corresponde con la geopolítica cultural italiana.

La nota romántica la pone Linda Cardellini, como Olivia, el amor adolescente de Joe, a quien dejara plantada en el baile de graduación, en un hecho que los marcara de por vida, y con quien tendrá la oportunidad de resarcir los daños, seguidos de cerca por Joe Manganiello, como Bruno, amigo incondicional de Joe, capaz de vender su querido auto de colección con tal de sacar adelante el proyecto, y su esposa Stella (Drea de Matteo), encargada del diseño interior del restaurante, y la primera entusiasta por el restaurante.

En la larga historia del cine con temática gastronómica, hemos visto diversas formas de abordar el tema. Algunos títulos que al espectador le dejarán una impresión duradera pasan por la preciosista “La kermesse heroica” (“La kermesse héroïque”, Francia 1935), dirigida por Jacques Feyder, en la cual las mujeres de Bloom, ficticio pueblo de Flandes, se las ingenian para detener el avance del Imperio español ante la cobardía de sus varones; la existencialista “La gran comilona” (La Grande Bouffe, 1973), dirigida por Marco Ferreri, cinta a la cual Buñuel catalogara de “monumento hedonista, gran tragedia de la carne”, en su autobiografía; el divertido whodunit “¿Quién está matando a los grandes chefs de Europa?” (Who Is Killing the Great Chefs of Europe?, 1978), dirigida por Ted Kotcheff, con el gran Robert Morley en el papel de Maximilan Vandeveer, editor de “Epicurious”, la revista gastronómica que tanto encumbra como destruye reputaciones; “El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante” (The Cook, the Thief, His Wife & Her Lover, 1989), de Peter Greenaway, en la misma línea feísta que estableciera “La gran comilona”, con su final de mal gusto, rayano en el gore; la mexicana “Como agua para chocolate”, (1992), de Alfonso Arau, que nos recordara que el más cursi realismo mágico no estaba muerto, o la evocativa “Entre copas” (Sideways, 2004), dirigida por Alexander Payne, en la cual se alude a que, una copa de vino en la mano, equivale a sostener todo un verano soleado, su lluvia ocasional, y hasta un enamoramiento entre vinicultores.

“Nonnas” se sostiene sobre primeros planos de platos humeantes y situaciones de comedia ligera, a la vez que logra transmitir sabores, aromas y, sobre todo, la “Joie de vivre” de un pueblo como el italiano, con sus fiestas familiares, encuentros y desencuentros, a pesar de la distancia a la que obliga la migración y que un Coppola ya retratara en las primeras escenas de “El padrino” (The Godfather, 1972). Tan evocativa como “Entre copas”, maneja el tema de la inclusión, más cercano al siglo, de forma conmovedora, debido a los momentos estelares que cada uno de los personajes femeninos tienen oportunamente, a sus creíbles actuaciones, situaciones románticas y de fuertes lazos de amistad, trazados en un argumento que, si bien no es original, si alcanza su cometido de entretener y, por supuesto, homenajear a la “Enoteca María” de la vida real. Un establecimiento que, al momento de filmarse la película, ya tenía entre sus adorables “nonnas” a cocineras de todo el planeta Tierra. Una delicia de película.  

Para saber más:

“«La kermesse heroica»: La comedia histórica perfecta (o casi)” por Pedro Paunero

“El inodoro: Apuntes para el estudio de un símbolo escatológico en el cine” por Pedro Paunero

Por Pedro Paunero

Pedro Paunero. Tuxpan, Veracruz, 1973. Cuentista, novelista, ensayista y crítico de cine. Pionero del Steampunk y Weird West. Colabora con diversos medios nacionales e internacionales. Votante extranjero de los Golden Globe Awards desde 2022.