Por Juan Pablo Russo
EscribiendoCine.com-CorreCamara.com
Buenos Aires. A un año de la masacre mexicana de Iguala, que derivó en la muerte de tres estudiantes y otros 43 desaparecidos, se presenta todos los jueves de septiembre en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires el film documental “Ayotzinapa: Crónica de un Crimen de Estado” (2015), del realizador Xavier Robles, que retrata con crudeza los hechos ocurridos el 26 de septiembre de 2014 y responsabiliza al gobierno mexicano de haber construido un narcoestado, donde los mismos dirigentes desempeñan simultáneamente cargos como funcionarios y miembros de las redes del tráfico de drogas, amparados por sus potestades legales.
Como parte de la Proyección Mundial contra el Silencio, durante el mes de septiembre, se está llevando a cabo la proyección del documental “Ayotzinapa. Crónica de un crimen de Estado”, en más de veinte países y en más de 150 ciudades en el mundo, según los organizadores. Xavier Robles conversó con Juan Pablo Russo sobre su películas y las proyecciones que se están llevando a cabo en Argentina.
La película comenzó a filmarse un mes después de los hechos, ¿cómo fue trabajar con esa urgencia que generaba la realidad?
Estuvimos en la Normal Rural Raúl Isidro Burgos desde el 1 de noviembre. Allí estuvimos trabajando, aproximadamente un grupo de 15 personas, durante tres días, más de 14 horas diarias. La premura exigía un producto de calidad, pero también un documental que cumpliera con todos los objetivos propuestos.
En total, incluyendo la filmación de las marchas (todas las que ocurrieron hasta diciembre), no tardamos más de 10 o 12 días de filmación. Lo complicado fue el montaje, que tardó aproximadamente 6 meses. En total, desde que concebimos la idea, hasta el día del estreno en la Cineteca Nacional, pasaron 9 meses en total.
¿Iban con una idea narrativa o simplemente la meta era registrar y después armar el documental?
No sabíamos exactamente qué nos íbamos a encontrar. Llevábamos desde luego la idea de registrar testimonios, en primer lugar, y filmar a los muchachos, a los sobrevivientes y a los padres de familia, en su contexto natural. Pero con exactitud no sabíamos siquiera si podíamos ser reprimidos o simplemente algún retén militar nos impidiera el paso a la Normal.
En la grabación de las marchas en el DF, también había el problema de ser reprimidos o de que se generar situaciones de mucha violencia. En un caso dado, los compañeros tenían instrucciones mías de, primero, grabar la represión o las situaciones de violencia; después poner a salvo el material, y finalmente protegerse ellos mismos. Las entrevistas fueron más sencillas y relativamente fáciles de grabar.
¿Y desde lo económico cómo se financió?
Sin un centavo. La productora, Guadalupe Ortega, fue consiguiendo poco a poco apoyos y recursos para este proyecto. No teníamos, ni queríamos, el apoyo de ninguna institución. Por tanto en realidad estuvimos solicitando donativos económicos o de pago hasta después de que se cubrieran los costos del documental. Ninguno de los más de 50 compañeros que hicimos la obra, cobró nada por su trabajo. Ninguno, incluyéndome a mí como escritor del texto y director. Sin embargo, una vez que se recuperen los costos de producción y se paguen las deudas contraídas, hay la intención de pagar modestamente a todos los compañeros que participamos en esta obra.
¿Por qué la red de mentiras que envolvieron los hechos?
El gobierno mexicano es un narcoestado criminal, que sólo puede operar con la base de la impunidad y de la complicidad de todos los partidos políticos registrados, con excepción de Morena. No puede resolver este asunto de fondo y con claridad y eficiencia, por la sencilla razón de que todos los políticos están inmersos en la corrupción y en este narcoestado criminal. Por tanto dicen mentiras, pretendiendo, no que el pueblo las crea, porque el pueblo tiene perfectamente claro que son mentiras, sino más bien dirigidas a confundir la opinión pública internacional.
A un año de la masacre, ¿hay alguna respuesta gubernamental esperanzadora o todo sigue igual?
Ninguna, pero no todo sigue igual. Muchísima gente está en lucha y en resistencia. Se están organizando cada vez más amplios sectores de la población en todo el país, y recientemente acaba de surgir la consigna: “Ni una lucha aislada más” y también he escuchado de los activistas y militantes políticos de la resistencias otra consigna trascendente: “Todos los movimientos, una sola lucha”. El gobierno tiene la pretensión de que la gente olvide estos crímenss o se desgaste en la lucha. Pero eso no ocurrirá.
¿La película tomó un rol que los medios de comunicación ocultaron?
Desde luego. Por esa razón ha sido solicitada en 26 países en el mundo y en más de 125 ciudades de todo el globo. Aquí en México se está exhibiendo y proyectando hasta en las localidades más pequeñas, no pocas de ellas rurales, a donde sólo llega la TV, que como bien sabes, es un monopolio televisivo que impone sus decisiones al gobierno. Eso incluye muchísimas estaciones de radio. Pocos medios libres de expresión tenemos en México.
¿Sienten que la película no se acabó y que hoy podría tener ya una segunda parte?
Por mi parte, no pienso elaborar segundas partes. Como no las elaboré cuando escribí Rojo Amanecer, sobre el genocidio de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968, en la Plaza de las Tres Culturas.
¿Cómo sigue el cronograma de proyecciones?
Hemos decidido proyectar la película de manera independiente, sin recurrir a los monopolios de exhibición y distribución, contralados por Hollywood y el mercado estadunidense, como en casi todos los lugares del mundo. La distribuimos solamente a colectivos y organizaciones populares, de manera gratuita. Pidiendo solamente los gastos de envío y un donativo voluntario a los asistentes, al final de la función. Dicho donativo se repartirá en dos partes iguales: una para mejorar las condiciones de estudio de los normalistas rurales de Ayotzinapa, la otra para recuperar costos de producción e intentar pagar a los compañeros que me ayudaron a realizar este documental. El primer corte económico lo haremos en octubre por medio de las redes sociales. Allí haremos público cuánto se ha recibido y exactamente qué organizaciones en todo el mundo los aportaron.