Por Jean-Pierre Garcia
En exclusiva desde Cannes

La historia de Ani, interpretada por Mikey Madison, nos lleva a un bar en Brooklyn donde mujeres bailan de manera muy erótica para clientes aislados y, en ocasiones, se quedan a solas con otros clientes que pagan por sexo. Ani trabaja constantemente y, gracias a su belleza y energía, tiene mucho éxito. Una noche, un joven ruso, hijo consentido de una familia adinerada, queda fascinado por ella y sus talentos eróticos, invitándola a su lujosa casa. Ani descubre una residencia repleta de riquezas inimaginables, mientras el joven se entrega a bebidas y drogas. La atracción es tal que le ofrece pagar 15,000 dólares por sus servicios durante una semana, incluso proponiéndole un viaje a Las Vegas para casarse. Ani sueña con un futuro como esposa rica, imaginando poder dejar atrás su difícil vida como trabajadora sexual.

Esta boda provoca la ira de la familia de oligarcas rusos. Desde Moscú, la familia envía a sus matones, incluyendo a un cura de la iglesia ortodoxa. Así se desarrolla la primera parte de la película, donde Ani puede soñar. Sin embargo, rápidamente se da cuenta de que su situación no ha mejorado, ya que su marido no posee nada propio; todo pertenece a su familia. La catástrofe ocurre cuando la familia llega, y su marido huye como un niño asustado, dejando a Ani sola frente a los matones enviados por sus padres.

Ani, cuyo nombre verdadero es Anora, no acepta ser maltratada ni considerada una prostituta. Lucha con mucha energía y gran dignidad, rechazando ser vista como alguien cuyo único valor reside en su sexualidad. La situación desencadena una violencia casi paroxística, ya que Ani se niega a ser manipulada. Prefiere provocar un caos antes que soportar el despojo organizado de sus pertenencias.

La joven Mikey Madison otorga a este personaje una energía y determinación de primera clase, y va mucho más allá de las fronteras comunes del cine de autor. El director Sean Baker, conocido por su trabajo en el mundo de las prostitutas y los actores de cine porno, logra una obra que recuerda a los trabajos de los hermanos Coen y los hermanos Safdie (Josh y Benny), así como a otros autores independientes norteamericanos.

Por Jean-Pierre Garcia

Jean-Pierre García es crítico e historiador de cine, fundó y dirigió el Festival Internacional de Cine de Amiens, Francia, de 1980 a 2011, que muestra cine del mundo entero y ha desarrollado un papel muy importante en lo que se refiere al apoyo a jóvenes directores de África, Asia y América Latina. Organizó varias retrospectivas y homenajes al cine mexicano y participó en el libro Luz, cámara, acción: cinefotógrafos mexicanos. En 1996, creó el Fondo de Apoyo a Desarrollo de Guiones del Festival de Amiens. Ha sido integrante y presidente de varios jurados internacionales en Europa, África, Asia y América Latina. Es experto en políticas de financiamiento y apoyos a cines del hemisferio sur.