Por Ali López

La humanidad está al punto de la extinción, el planeta tierra se erosiona lentamente. Pero alguien, “ellos”, nos han enviado una señal de esperanza. Detrás de un misterioso hoyo negro se encuentra otra galaxia, con varios planetas que podrían servir a la humanidad como nueva casa. Un valiente grupo de exploradores irá hasta esos confines, a intentar saber si aún nos queda una última oportunidad. Un pequeña reseña, de la trama de la nueva cinta de Christopher Nolan, “Interestelar” (USA, 2014).

Una historia futurista que juega con el tiempo y el espacio, con las leyes de Newton, y demás fundamentos físicos básicos, como la gravedad. Por que todo lo citado no son más que eso, fundamentos básicos, (aceleración, gravedad, propulsión, tiempo, espacio) llevados a nuevas teorías en algunos casos, y la conjugación más simple en otros. Los Nolan, Jonathan y Christopher, guionistas, entienden las nuevas bases del género de la ciencia ficción. Nada de futuros lejanos y utópicos, tampoco el futuro distópico político; más bien el futuro muy parecido al presente, salvo pequeños cambios, regularmente tecnológicos, que cambian la vida cotidiana y/o el orden mundial. Un cyberpunk menos punk y estilizado, y con una supuesta mayor realidad. Los cambios sociales son evidentes, pero no juegan un papel de importancia mayúscula, como en “Soylent Green” (Richard Fleischer USA, 1973) o “1984”, la famosa novela de George Orwell. La falta de alimentos es pieza de éste futuro ideado por los Nolan, pero salvo el pretexto de condenar a la granja a un expiloto de la NASA, no hay mayor profundización en los cambios globales que éste problema refiere. La tecnología es distópica, pues aunque más avanzada que la de nuestros días, con tractores-robot que se encargan de la cosecha, se siguen atizando autos de gasolina y cuatro ruedas. La psicología social, y personal, es otra ciencia (social) que se toma como base para ésta ficción. El cambio mental que sufre el ser humano al concebir la muerte de su planeta, la probable muerte de su raza, y la manera en que el tiempo, y la relatividad de este, interfieren con las emociones y sensaciones personales. Interesante aporte de la cinta, pero que no se aleja del afiche hollywoodense, y jamás es tan brutal y severo como en “Melancolía” de Von Trier (2011), ni en la cinta out-Hollywood “Another Earth” (Mike Cahill USA,2011).

La ciencia ficción se divide, principalmente, en dos aspectos: Ciencia Ficción dura (la que tiene un fundamento científico “duro”, muy  bien documentado y establecido) y la ciencia ficción blanda (la que se inclina más hacía las aventuras fuera de está tierra (espacio o fuera de ésta época (tiempo), sin que haya un fundamento científico especifico y claro). Ciencia  ficción dura es la saga de “Fundación de el maestro” Isaac Asimov, y ciencia ficción blanda es, por ejemplo, la saga de “Star Wars”. “Interestelar” se fluctúa entre ambas partes. Es cierto que el cine, sobre todo el de altos presupuestos, carece de ciencia ficción dura, pues su objetivo es otro, pero se ha intentado establecer ciertos parámetros correctos, sobre todo en tiempos recientes; con ayuda de científicos asesorando los guiones o hasta en algunos momentos del rodaje. Es por eso que juzgar un guión tan llamado a la mercadotecnia con las bases y reglas establecidas para el género, sería injusto, pero injusto es el mundo, e injusto es que se pretenda hacer una ciencia ficción, y con el argumento de “licencias cinematográficas”, se quieran cubrir algunos de los huecos, u omisiones, científicas que se  tienen. Por que “Interestelar” las tiene, y muchas. También acierta en algunos campos, no hay que negarlo, por ejemplo en el sonido, o la falta de éste en el espacio, que no sólo le da un aspecto realista al viaje espacial, sino que hasta ayuda a la propia narrativa, y al lenguaje cinematográfico.

La ficción no sorprende. Va de cabo a rabo siguiendo los tips que Syd Fields nos ha dado. Llena está la historia de arquetipos, y de banderas estadounidenses por todos lados. Uno vez más ellos son los que salvaran al mundo, claro que Interestelar no tiene nada que ver por ejemplo con “Armageddon”  (Michael Bay USA,1998) pero hay momentos en que la trama no avanza, es sólo un prolongado suspense de pequeñas misiones, o una pelea entre dos bandos que hacen que todo se caiga, y de pronto la historia parezca una cinta más de acción. Momentos bien llevados de suspenso, ciencia ficción y acción, como en el primer nuevo planeta que visita la misión, no se retoman más. Es una lástima, por que esa secuencia es merecedora de un premio Hugo o Nebula; conjuga muy bien todos los elemento fílmicos y hace que el espectador no sólo éste al filo de la butaca, sino que se apasione por lo que más adelante pueda pasar. Pero es una estrella del basto firmamento, hay que recordar que la cinta dura poco menos de tres horas y Nolan se pierde en el camino, dándonos de repente subtramas que tienen el sabor de debajo de la manga, o que en busca de la aprobación científica, nos regalan diálogos risibles, como cuando el personaje de Brand (Anne Hathaway) le recrimina a Cooper (Matthew McConaughey) “qué ya sabía sobre la relatividad”, con un tono digno de Itatí Cantoral u otra estrella del canal de las estrellas.

Nolan conoce su oficio, es indudable, por lo tanto las cuestiones técnicas del film están apunto, casi perfectas. La concepción de los nuevos planetas es de un imaginario indudable, la concepción de la naves, homenaje a “2001:Space Odissey” (Stanley Kubrick USA,UK-1968). La tierra desolada, sin animales, y con polvo por todos lados es abrumadora, al igual que el diseño de los robots, que me recuerdan un poco al entrañable R2-D2. La música de Hans Zimmer juega un papel importante, y la selección de momentos en que acompaña a las imágenes a veces es errada, pues se preferiría el silencio del espacio, y no el score profético que te dice que sentir y pensar. Además de que algunos temas de la compositor intentan evocar a la maquinas, utilizando una caja de ritmos, y no parecen ir muy bien a su estilo, por el contrario de su tema sobre el  tiempo, evocando el tic-tac de un reloj, que es asombroso. Vestuario, efectos especiales y arte serán sin duda candidatos a los Oscar, como muchos otros de los campos técnicos detrás de Interestelar, pues, ya lo dije, su manufactura es casi perfecta.

Una cinta que no hay que perderse, que hay que saborear en la gran pantalla, pero que, a mi gusto, no va, ni irá más allá. ¿”Interestelar” de Nolan al nivel de “Solaris” de Tartovsky y “2001:Space Odissey” de Kubrick? No, definitivamente no. Una buena cinta de ciencia ficción, probablemente, por lo menos mejor que lo que se ha hecho en Hollywood recientemente (léase Gravity).