Por Hugo Lara Chávez
La Cineteca Nacional presenta estos días “La estudiante y el señor Henri” (“L’étudiante et Monsieur Henri”, 2015), agradable comedia francesa dirigida y escrita por Ivan Calbérac. Se trata de una historia sencilla pero entretenida, con personajes simpáticos y humor equilibrado con emotividad y ternura.
La película narra la historia de Constance Piponnier (Noémie Schmidt), una joven estudiante que vive en la provincia francesa y quien desea ingresar a la universidad en París, a pesar de que su padre, verdulero en el mercado, intenta disuadirla para que se quede a trabajar en su negocio. Ya en la Ciudad Luz, a través de un anuncio, Constance visita al viudo cascarrabias Henri Voizot (Claude Brasseur), propietario de un departamento, quien de mala gana ha aceptado la propuesta de su hijo Paul (Guillaume de Tonquédec) para rentar una habitación que le ayude con los gastos.
Mientras tanto, Constance hace el examen para ingresar a la facultad de humanidades pero reprueba, aunque decide ocultárselo a sus padres para quedarse a vivir en París. Después de unos días de convivencia, el tiránico casero encuentra la forma de chantajear a Constance para que seduzca a su hijo y se deshaga así de su nuera Valérie (Frédérique Bel) a la que desprecia y considera culpable de que Paul quiera vender el despacho contable que le heredó. Constance, que además es una pianista excepcional, tiene que enfrentar los dilemas y enredos que esta insólita situación le traerá.
El cine francés tradicionalmente ha entregado comedias consistentes, dotadas de un corazón que palpita con sinceridad. Este es el caso de “La estudiante y el señor Henri”, pequeña película cimentada en un guión eficaz con un tema que gira alrededor de la brecha generaciona de una pareja disparejal, con personajes que se ganan el interés y simpatía. El tono del filme rehúye del sentimentalismo o el melodrama, aunque es inevitable en ciertas partes, como en el desenlace. A ello contribuyen los personajes bien trazados que tienen más de una compuerta para desahogar su naturaleza y sus emociones. Los actores dan su creatividad para hacerlos reales. De esta forma, Henri se nutre bien de la caracterización granuja de Brasseur, así como la joven Constance a la que Noémie Schmidt le inyecta frescura y sensualidad para hacerla ver como una joven talentosa algo desorientada, que persigue con incertidumbre su destino.
A pesar de cierto convencionalismos y clichés, el filme sale avante gracias a su porción de desparpajo. “La estudiante y el señor Henri” representa un cine sencillo y amable pero hecho con sensibilidad e inteligencia, lo que ya es bastante para una cartelera colmada del cine chatarra de Hollywood.
La estudiante y el señor Henri (L’étudiante et Monsieur Henri, Francia, 2015, 99 mins.)
Director: Ivan Calbérac. Guión: Ivan Calbérac. F en C.: Vincent Mathias. Música: Laurent Aknin. Edición: Véronique Parnet. Con: Claude Brasseur (Henri), Guillaume de Tonquédec (Paul), Noémie Schmidt (Constance), Frédérique Bel (Valérie). Productor: Isabelle Grellat Doublet, Éric y Nicolas Altmayer. Clasificación: B.