Por: Ali López
En el clásico de la literatura griega, “La odisea” de Homero, Odiseo, o Ulises, pretende regresar a casa después de la batalla librada en las tierras de Troya; diez años de viaje lo separan de Ítaca. Pero al final del camino no sólo encontrara su hogar, también el crecimiento personal y la transformación heroica que convertirá al personaje y su trama en canon para la narrativa de los próximos 3mil años.
Sin embargo, la separación temporal comienza a trastocar a los héroes arcanos, y conforme las nuevas generaciones caminan, ellas también necesitan de sus héroes, epopeyas y épicas modernas. En este sentido, el siglo XX ha sido uno de los más redituables para la historia humana, pues otorgó avances científicos, artísticos y técnicos que hoy forjan el siglo venidero, a la vez que acarreó a los libros históricos nombres y personalidades que poca posibilidad tienen de ser olvidadas.
Jacques Cousteau (1910-1997) es uno de los nombres que estarán ligados al siglo XX; a su insuperable velocidad científica y a su casi inconcebible bipolaridad, que lo mismo dio y quitó a la humanidad. Cousteau conocido por sus filmaciones submarinas, es una de las celebridades naturistas más populares. Imagen que él mismo ayudó a construir, siempre ligado a una cámara aventurera y un estilo de vestimenta digno de Julio Verne. Pero como todo ser humano, una escala de grises cubre lo pulcro de su vida pública, y hace de su vida privada una turbulenta tormenta marítima.
“La odisea” (L’odyssée | Jérôme Salle | Francia | 2016) narra el proceso, de casi una vida, en el que Jacques y su hijo Philippe Cousteau se ven involucrados. Relación inestable que confronta al egocéntrico y ambicioso padre, con el rebelde y testarudo hijo. Situaciones que propician la separación, pero que terminan con un vínculo humano, que no sólo se concentra en proteger y salvar el planeta; sino comprender la implacable naturaleza humana.
La película, que al principio parece ser una biopic simple, poco a poco se convierte en una cinta crítica. La familia Cousteau, que en el primer acto se muestra unida por un sueño y pasión, se vuelve una red de relaciones inestables que navegan al ritmo que Jacques estipula. Y ese ritmo no siempre es el más correcto. Así, el héroe pragmático de la farándula es uno, mientras que la realidad íntima devela a otro, más humano, pero también más perverso. Se humaniza al mito, bajándolo de los cielos y presentando sus vicios y defectos.
Pero como ser humano Jacques no puede ser sólo malo. La transformación del mito irreal, al hombre, y el regreso a los cielos, se da cuando Philippe regresa al juego. El hijo dota al padre de una visión más natural; pues él se da cuenta del daño que ellos mismos hacen a los mares. Abrir los ojos no será fácil para Cousteau, ni el padre ni el hijo, pues aunque sean capaces de enfrentarse a cualquier peligro en el mundo, son incapaces de conquistar su planeta interno, más peligroso. Los conflictos en la cinta son livianos, que reforzados con grandes actuaciones, hacen que no se convierta en una secuencia de melodramas, sino en una cadena de descubrimientos y derrotas.
Acompañada de imágenes de paisajes terrestres y marítimos, dignos de cualquier documental de naturaleza, “La odisea” se convierte en una épica moderna que, como la antigua, hace de hombres simples, héroes venidos del olimpo. Seres que forjan su leyenda basándose en lo que se cuenta sobre ellos. Jacques y Philippe como nuevos Ulises perdidos en un mundo que los poco los comprende, mucho les teme, y que sólo los que son como ellos son capaces de conquistarlo. La avaricia no es un don moderno, como muchas cintas de Hollywood nos han hecho creerlo, es el abrazo del humano a su mundo, lo que hace que todo cambie. En este sentido se agradece una cinta como “La odisea”, que refuerza otros aspectos en el panteón de valores humanos.
Para hacer más valiosa tu experiencia, después de ver “La odisea” el Acuario Inbursa te invita a recorrer sus salas, donde conocerás mucha de la vida marítima que Cousteau descubrió y protegió; así como otros aspectos importantes de su vida.