Por Julio Vázquez

‘The Florida Project’ es una cinta que podríamos definir rápidamente como un arcoiris maltrecho del cinema-pop, aventuras en moteles (vistas desde todos los ángulos y sentidos posibles), música trap y la, a veces sumamente honesta y cruel, realidad.

Película del director neoyorkino, Sean Baker, quien en 2015 alzaría la mano de manera importante con ‘Tangerine’; una hermosa historia grabada con tres iPhones 5S que retrata la marginación, discriminación y abusos que sufre la comunidad trans en Hollywood. Muchos ojos críticos voltearían a ver al autor, quien previamente ya contaba con trabajos como ‘Take Out’ (2004), ‘Prince of Broadway’ (2008), y ‘Starlet’ (2012), gracias a la naturalidad, texturas, estética y apertura para contar problemas sociales dentro de la nación estadounidense. Siendo su sexto largometraje el más pulido, la culminación de su búsqueda por la perfección para relatar una historia que empata la realidad, fantasía y arte sobre una misma línea.

Protagonizada por Brooklynn Prince, Willem Dafoe y Bria Vinaite, la cinta se sitúa en Florida, justo en uno de los curiosos moteles al lado de Disney World; un complejo de tres pisos, cubierto de pintura morada, llamado ‘The Magic Castle’, que más que albergar visitantes del parque, acogen a familias cercanas a la pobreza, conocidas como “hidden homeless”.

Ahí es donde se desenvuelven las aventuras de Moonee, una niña de seis años, y sus amigos, a través de la amistad del pequeño grupo, la relación con sus padres, y la importancia del manager del recinto. Diversificando en situaciones como la incomodidad por el intenso calor, las inesperadas lluvias, los problemas económicos, la supervivencia e incluso, de manera bastante sutil, la pedofilia. Siendo las experiencias y puntos de vista de los niños lo que nos lleva de la mano en su día a día de manera reactiva; nos puede trasladar de la risa a la preocupación, pasando por la melancolía, hostilidad e incluso temor, pero sobretodo genera mucha empatía.

‘The Florida Project’ y su matiz fantasioso, mágico e infantil no sería nada sin el talento de su director de fotografía: el mexicano Alexis Zabé, quien previamente se encargó de trabajar en ‘Post Tenebras Lux’ de Carlos Reygadas, y ‘Temporada de Patos’ y ‘Lake Tahoe’ de Fernando Eimbcke. Lo maravilloso es que la cinta nos enseña con una hermosa estética en colores pastel y en 35mm; la desesperanza y desolación en locaciones que a simple vista parecerían no tenerlos. Nos regala encuadres simétricos, planos secuencias, y un cierto paisajismo para darnos una ligera sensación de esperanza. La cámara nos convierte prácticamente en un inquilino más que convive con el resto de personajes, permitiéndonos descubrir momentos mucho muy íntimos.

El proyecto termina de cuajar gracias a sus tres actores principales: Brooklynn Prince como Moonee, la carismática y enérgica pequeña niña que nos da una perspectiva infantil dentro de la sombría realidad en la que vive; Bria Vinaite, la rebelde, problemática pero fuerte madre de Moonee, quien logra darnos una relación madre-hija que de cierta manera ensalza la figura materna a través de lo más oscuro; Y finalmente, Willem Dafoe como Bobby, el gerente del hotel, el pilar que lidia con todos estos huéspedes, fungiendo como la representación del apoyo, la protección, y el sustento de varios a través del respeto, la lucha, limitaciones, y mucho, pero muchísimo amor.

La cinta nunca se vuelca a lo derrotista, sí es un extracto auténtico, veraz, y crudo de la clase baja de Estados Unidos (que no es tan distinta al del resto del mundo) y su rutina diaria, lo que podría a muchos causarles una sensación de ritmo lento, pero también es un retrato de lo hermoso y esperanzador de esta oscura realidad, estableciendo una declaración encantadoramente honesta sobre el capitalismo, la pobreza, la amistad, los sueños, pero sobretodo, hacia esa proximidad, comprensión y compasión que hemos estado perdiendo como sociedad con los años.

Título original: The Florida Project
Año: 2017
Duración: 115 min.
Dirección: Sean Baker
Guión: Sean Baker, Chris Bergoch
Fotografía: Alexis Zabé