Por José de Jesús Chávez Martínez

Netflix tiene ya desde algunas semanas a esta película en su amplio catálogo. Una comedia de situación que intenta retratar las contradicciones de la típica familia de clase media aspiracionista. El atractivo es que no tiene en su reparto a ningún actor netamente comediante (Ochoa, Chaparro, Uribe, Duval, etc.), sino a intérpretes que han participado mayormente en dramas, por lo que la puesta en escena resulta ciertamente atractiva.

Lo anterior no quiere decir que sus protagonistas principales, Ana Claudia Talancón y Bruno Bichir no puedan desarrollarse con soltura, sobre todo Bichir que sufre casi hasta el llanto con lo que le ocurre a su personaje. Talancón por su parte luce esencialmente atractiva y con buenas maneras histriónicas.

La historia gira en torno a Carlos Camargo (Bichir), un Godínez cincuentón que vive muy endeudado por querer llenar de comodidades a su familia, aunque preocupado por no poder ofrecerle unas vacaciones dignas de su estrato social. Su esposa Lola (Talancón) es una ama de casa adicta a los casinos y también debe dinero. Tienen un hijo, Charlie (Germpan Bracco III), que va a entrar a la universidad y es novio de una chica millonaria a la que pretende hacerle creer que irá a Harvard o a Princeton. Su otra hija es Lolita (Irka Castillo), una niña de secundaria que va a un colegio y que en sus tiempos libres, junto con un amigo judío Sammy (Ilan Kogan), quema música en discos compactos que después vende a sus compañeros de clase.

Un día, Camargo encuentra un rollo de billetes en el baño de la compañía, lo que le viene muy bien porque no hay alguien que los reclame y decide quedárselo para las vacaciones familiares. Promete llevar a su clan de shopping a San Antonio, pero al otro día la presencia policiaca en la oficina y los compañeros le indican que ha habido un robo de dinero. Aun así, decide emprender el viaje por tierra y es aquí cuando comienzan las desavenencias: su camioneta que compró a crédito es decomisada por falta de pagos, por lo que desesperadamente recurre a la vagoneta de su vecino judío Salo (Daniel Haddad) que a su vez se ha ido a Miami y le ha encargado a Camargo su casa y sus pertenencias.

Lo que inicia mal continúa mal. Los enredos y situaciones adversas se multiplican durante el periplo y en la estancia en San Antonio. Se cruzan con un narcotraficante, se les acaba el dinero, la autoridad texana le quita una placa de la camioneta por una falta de aparcamiento y solo el dueño puede pedir la devolución, Camargo recibe un correo donde lo señalan como responsable del robo, debe regresar a México, etc. Son demasiadas cosas para soportar y todo explota en un restaurante de langostas para celebrar el cumpleaños de Camargo cuando intentan pagar con una tarjeta vencida. Cada integrante de la familia tiene cola que le pisen y todos tienen una verdad que revelar.

Un dato curioso es que la historia se desarrolla a principios del siglo XXI (se entiende que en tiempos de Vicente Fox), cuando todavía se usaban los CD’s y los teléfonos no inteligentes, cuando los viajes de compras a Estados Unidos estaban más de moda y servían para demostrar que la clase media mexicana las podía todas, o al menos podía aparentarlo. En este caso la familia Camargo debe renunciar a ciertos deseos y ambiciones y reflexionar sobre la imposibilidad de ir más lejos o a la par de sus vecinos más pudientes. En el caso de Charlie, soñar con Harvard, con la Anáhuac o “conformarse” con el Poli (IPN). Condenarse a ser Godínez y esperar la última palabra de la AFORE. Resignarse a ser ama de casa, pero con orgullo.

Esta cinta del joven Diego Graue presenta un guion muy convencional, con situaciones ya antes identificadas, con líos y resoluciones milagrosas, con tensión y suspenso, con moralejas y demás. Nada especial pero correctamente logrado, sobre todo por la pareja protagonista, experta en dar solvencia a la interpretación. Ciertamente la historia logra enfocarse en ese estrato social con la idiosincrasia del mexicano siempre metido en problemas de dinero. Es para pasar un rato divertido.

País: México. Año: 2023. Dirección: Daniel Graue. Guion: Diego Graue, Santiago Mohar. Producción: Juan Simons. Sonido: Enrique Domínguez. Diseño de producción: Sandro Valdez. Edición: Didac Palou. Música: Dan Zlotnik, Camilo Froideval. Productoras: Laredo 17, Cinépolis, Tigre, efd, Terminal, Eficine. Intérpretes: Bruno Bichir, Ana Claudia Talancón, Germán Bracco, Irka Castillo, Daniel Haddad, Norma Angélica, Hernán del Riego, Martha Claudia Moreno, Andrea Sutton.

Por José de Jesús Chávez Martínez

Comunicólogo egresado de la UAM Xochimilco. Profesor investigador en la carrera de Ciencias de la Comunicación en la Universidad Autónoma de Occidente Unidad Culiacán, con las líneas comunicación y educación, y el cine como dispositivo didáctico, de las cuales se han desprendido diversos artículos científicos y tres libros. Es miembro del Sistema Nacional de Investigadoras e Investigadores (SNII). Desde 2021 es colaborador de correcamara.com