Por Joaquín Rodríguez*  

Bajo el enormemente llamativo concepto de celebrarse en cinco sedes
simultáneamente, y en sitios tan lejanos como Buenos Aires, Bogotá, Sao
Paulo, Madrid y la Ciudad de México, el festival 4 + 1 definitivamente
apela a la impostergable necesidad de democratizar de una vez por todas
la cultura haciéndola viva en cuanto rincón del mundo pueda prestarse
para ello. Claro, en este caso se trata tan solo de cinco capitales
mundiales de alguna manera reconocidas por su vasta oferta cultural,
pero aún así, es el inicio de una propuesta que apuesta por un espíritu
latino y transcontinental que verá a espectadores de cinco países
accediendo simultáneamente a un menú fílmico sumamente refinado y
absolutamente alejado del tipo de productos que hoy en día han podido
alcanzar ya el privilegio de ser develados simultáneamente en remotos
parajes del orbe.

Sí, en
efecto, habla muy bien de la globalización y la tecnología el que podamos ser
testigos, aquí, en China y otros 200 países, el mismo día, del estreno de la
nueva aventura de Batman o Iron Man, pero es una tristeza que aún
tengamos que esperar meses, o años, si bien nos va, para poder tener la
posibilidad de apreciar la nueva propuesta de Agnes Varda, Alain Cavalier, Jane
Campion, Mira Nair o Wim Wenders. 
Peor aún,  ¿como descubrir
los nombres de aquellos nuevos realizadores que buscan dotar al arte cinematográfico
de un nuevo aire, una nueva vida, un nuevo espíritu? Muy a menudo tenemos que
saber de nuevos autores cuando ya no son tan nuevos, o bien cuando el impacto
de un premio en festivales ò algún moderado éxito mediático nos permiten
acceder a alguna de sus obras.

Siempre lo he
dicho frente a las criticas que ven con desaprobación la proliferación de
festivales y foros de exhibición aduciendo que la oferta en demasía confunde a
un publico incapaz de consumir demasiado; y sostengo de nuevo que la creación
de espacios solo le da a ganar a ese publico cinéfilo, que así, tal vez por
primera vez desde hace muchas décadas (por lo menos en México), podrá saciar
una gula que más que llevarlo al hartazgo lo conducirá sin duda a construir un
imaginario visual más rico, menos estrecho, con la posibilidad de refinar
gustos y aficiones, depurando criterios, construyendo otros. Solo así podrán gestarse
más universos en pantalla y, paradójicamente, los espacios no se reducirán,
sino que permitirán justamente la creación de otros universos
alternativos.     

Por lo
pronto, en los cinco espacios alternativos y paralelos de 4 + 1, podremos
acceder a doce cintas casi todas ellas desconocidas hasta ahora en México.  En lo que toca a nuevos valores está la
propuesta de Mia Hansen Love, otrora critica de cine, quien con Le père de mes enfants reafirma las
cualidades de su primera cinta y nos entrega un sensible retrato de un hombre
de familia y de cine que debe hacer frente al fracaso profesional y al impacto
que este tiene sobre su familia.

Otra segunda
película, y nuevamente una historia que tiene como punto de partida una crisis
familiar y la entereza demostrada por algunos de sus miembros, es la contada
por el coreano So-Yong Kim en Treeless
Mountain
, una producción del 2008 que así como todas las otras cintas
participantes en 4 + 1 ha tenido una brillante trayectoria por múltiples
festivales.

Las propuestas
de jóvenes realizadores continúan con títulos como Huacho, del chileno Alejandro Fernández Almendras; Salamandra, del argentino Pablo Agüero;
Independencia, de Raya Martin, enfant terrible del cine filipino que
con apenas 26 años de edad lleva firmados ya ocho largometrajes;   ò bien, el búlgaro Kamen Kalev, quien en su opera prima, Eastern Plays, desarrolla con notable
energía la historia de dos hermanos extraviados en la soledad de las calles de
Sofía. Para gran parte de la crítica, esta es la mejor película búlgara de los últimos
años. 

En cuanto a
la coproducción entre Francia, Inglaterra y Estados Unidos que lleva por titulo
Sweetgrass, hay que destacar que sus
dos realizadores, Ilisa Barbashm y Lucien Castaing Taylor han conseguido una
suerte de revitalización del western mediante
una narrativa documental que reseña el viaje de un grupo de pastores y sus
ovejas a través de la agreste geografía del estado de Montana, en los EU,
consiguiendo con ello imágenes que trascienden la etnografía para adentrarse en
los territorios de la poesía.

El humor, por
otro lado, también tiene un digno representante en 4 + 1, y este es el francés
Alain Guiraudie, quien en su filme Le
roi de L’Evasion
subvierte con éxito valores morales y clichés cinematográficos
para contarnos la historia de un hombre de edad madura que decide cuestionar su
orientación sexual y sus relaciones familiares y sociales.  

Tocante a
realizadores con reconocida trayectoria y nombre, la presencia del camboyano
Rithy Panh nos devuelve a uno de los realizadores orientales mas destacados de
los últimos 20 años. Su trabajo, Un
barrage contre le Pacifique
, es una ficción protagonizada por la eminente
actriz Isabelle Huppert, y ostenta además una brillante y sutil recreación de época
al narrarnos una historia ambientada en la Indochina de 1931. 

También otro
brillante director que regresa a nuestras pantallas es el francés Alain
Cavalier, de quien muy poco se ha visto en los últimos años, y que explora
ahora en su propio pasado para ofrecernos un documental titulado Irene, tan ascético, demandante y bello
como toda su obra anterior. 

El proyecto
colectivo 8, como su nombre lo indica,
es una recopilación de 8 cortos dirigidos por directores tan notables como Wim
Wenders, Gaspar Noe, Jane Campion, Gus Van Sant , y otros, encomendados a estos
creadores con el objetivo de reflexionar sobre la propuesta de numerosos
gobiernos comprometidos a acabar con la pobreza en el año 2015.

Finalmente, y
no gratuitamente, decidí finalizar este recuento con el extraordinario
documental Las playas de Agnes,
firmado por la octogenaria directora Agnes Varda, quien elabora un conmovedor
recuento de su vida y obra tomando como punto de partida las playas que han
sido el escenario de su existencia. Varda, no nos extrañe, pudiera ser
considerada sin duda alguna la directora más joven de los aquí citados, y la
vitalidad, frescura, humor e ingenio de su cinta son la prueba de ello.

4 + 1 es,
pues, un festival que no tiene desperdicio, y su propuesta, insisto, solo viene
a enriquecer el panorama del cinéfilo nacional. 

*Texto leído durante la presentación del Festival 4 + 1, en la Cineteca Nacional de