Penumbra: Homenaje al cazador
Por Jaqueline Tavera Martínez
Dentro de las proyecciones del FICUNAM se presentó la película “Penumbra”, cuya trama retrata, de manera lenta, los hábitos cotidianos de una pareja de ancianos que viven en el campo, de su práctica diaria y de la cacería como sustento de vida.
Un plano circular sumerge al espectador en la vida de Adelmo y su esposa, Carlota, una pareja de un pueblo México. Este plano es también una metáfora de su estilo de vida, de la rutina diaria, casi milimétrica de hacer lo mismo, de vivir en un completo círculo que se sale sólo a veces de su trayectoria por la caza de animales grandes.
El eje principal de la película es la búsqueda de la presa, el principal objetivo de Adelmo, la caza como forma de obtener alimento. Una actividad que puede considerarse cruel, que muchos castigan y denuncian, sin embargo, para Adelmo es lo que le permite vivir. Así empezaron los primeros humanos, la caza como su modo de vida, incluso no puede negarse que esa actividad este inmersa en el inconsciente humano.
La pareja de ancianos se muestra casi siempre alejada de personas, relacionada sólo con la naturaleza y la religión. Esa soledad se muestra de manera más evidente en el paso del tiempo, tan lento en la película como en la vida campestre, donde no hay prisas por el trabajo o las actividades diarias. El tiempo no tiene aquí importancia, salvo en el recuerdo de un aniversario luctuoso, exponiéndose así, incluso más que en la caza de animales, la sombra de la muerte, representada en el fallecimiento de su hijo Emiliano.
Los paisajes del pueblo, que recuerdan a Colima, son el telón de fondo de la vida diaria de la pareja, del silencio imperante, apenas desplazado por los ruidos de la naturaleza, de los animales, de las balas o de los pocos diálogos sobre la comida entre Adelmo y Carlota.
La película enseña lo espiritual que tiene la caza, hay claras referencias a las prácticas rituales que realizaban los indígenas al cazar. Existe dentro de la trama una especie de sincretismo religioso en el que lo católico convive con lo prehispánico a través de la caza.
El filme es escrito, dirigido y producido por Eduardo Villlanueva, quien ya había debutado con la simbólica Viaje a Tulum. Penumbra participó en el Festival Internacional de Cine de Rotterdam en la Competencia Tiger Hivos.
Villanueva dice preferir no utilizar actores sino personas reales pues se encuentran en un “estado más virgen que permite moldearlos”. De modo que la película convierte a estas personas reales, Adelmo y Carlota en actores de su propia historia.
Dentro de la cinta el venado que se utilizó fue donado por un amigo de Villanueva, él se inspiró a partir del texto El conjuro para cazar venados de Ruíz de Alarcón, traducción del náhuatl sobre un rito indígena de cacería, y se acercó a la temática por su amigo quien es cazador desde que tenía siete años.
El tema de la caza es chocante con lo que el espectador actual puede considerar insensible con la naturaleza, pero como dijo su director, es una realidad que permite a las personas tener un sustento de vida.
En toda la película no hay música, al respecto su director aclaró que para él es complicado trabajar manejando música e imágenes, y no le gusta utilizarla en sus obras porque “se abarata la película”, para él lo importante eran los ruidos del campo, el estar en contacto con la naturaleza.
Villanueva también se refirió al FICUNAM, dijo que hace falta más cine como el proyectado por este festival, pues, consideró abunda el cine comercial y es necesario uno más arriesgado.
Ficha técnica:
Penumbra. Dirección: Eduardo Villlanueva. Con: Adelmo Jiménez, Carlota Rodríguez, Alfredo Llamas Herrera. Producción: Eduardo Villlanueva y Álvaro Hugarte. Guionista: Eduardo Villlanueva. Fotografía: Patrick Ghiringhelli. Edición: Zazil Barba, Eduardo Villlanueva. Sonido: Cristina Manzutto. México. 2013.