Por Rafael Neftali Zamorano Villeda.


En entrevista para Correcamara, Argumedo nos dijo:


“La primer cámara que utilicé para foto fija me costó 14 pesos”. Mario Argumedo, comenzó su carrera fotográfica hace 30 años en los Estudios Churubusco cuando sólo tenía 16 años de edad. Proviene de una familia de destacados fotógrafos del cine mexicano. Su abuelo, Raúl Argumedo, fue quien inició con la tradición de foto fijas, participando en la película Allá en el Rancho Grande, bajo la dirección de Fernando de Fuentes en 1936.  El oficio lo abrazó también su padre, Otón Argumedo, quien tomó una de las fotos más famosas de Tin Tan vestido de “pachuco”. Incluso, está la Colección Argumedo con más de un mil fotografías en la Cineteca Nacional.


-¿Cómo fue que comenzaste a trabajar en el cine?  “Pues resulta que mi papá era fotógrafo y conocía gente de staff, preguntó si había chamba para mí y me dieron la oportunidad de entrar de chinchihuilla, que es más o menos como un office boy. Empecé desde abajo probando en todos los departamentos del staff como: electricista, tramoyista, carpintero y utilero, de hecho yo estaba en el Staff Águila que ahora ya no existe. Después fui subiendo y por la familia de fotógrafos, me dijeron que había la oportunidad de entrar como foto fijas y acepté, lo más chistoso es que no fue mi propio padre quien me encaminó a esto, sino que yo lo capté por otros medios, después mi papá se enteró que era foto fijas y me apoyó en esta carrera”.


-¿En qué consiste el trabajo del foto fijas? “En dar a conocer la historia o parte de la historia de una película, a través de fotografías ya sean en blanco y negro o a color, y que además sirven para la publicidad durante la preproducción o producción de una película. Antes en los cines no utilizaban la sinopsis y las fotografías le daban a la gente un panorama general acerca del filme. De hecho se le entregaba un guión al foto fijas para que tomará fotos de las escenas más importantes.


-¿En qué momento del rodaje se toman las fotografías? “En los ensayos y durante el rodaje. De hecho el foto fijas si consideraba importante el asunto, podía parar el rodaje para tomar su placa, obviamente con el consentimiento del director. Yo aprendí a la antigüita y tenía que estar a un lado de la cámara teniendo el punto de vista similar y con la misma iluminación. Aunque es un trabajo que puede parecer sencillo no lo es, porque tienes que batallar con muchas cosas, por ejemplo con los actores, compañeros e incluso con el director”.


-¿Con qué tipo de cámara trabajas? “Al principio, la primera cámara que utilicé me costó 14 pesos, era una Fujica y me dieron un buen paquete porque contenía la cámara de 35 milímetros con un telefoto, un lente angular, uno normal y una maletita, todo por 14 pesos, claro que te estoy hablando de los años setenta. Después utilicé dos cámaras de mi abuelo, una Praktica y la otra Laika, y posteriormente una Yashica, tamaño 6×6, formato medio y sólo tenía entre 12 y 16 exposiciones.” ¿Las cámaras son provistas por la productora? “No, todo el equipo era tuyo y la producción te pagaba una renta por él, lo único que te daba era el material y tú tenías que hacer una lista con los rollos que ibas a utilizar”.


-¿Cómo prevés la cantidad de material que vas a ocupar para la película? “Varía porque depende de la historia, por ejemplo en un día puedes tomar 20 fotos o nada más dos dependiendo de la escena, porque hay escenas que no son relevantes. En las películas de acción se gastan más rollos, sobre todo en producciones norteamericanas, donde por día me llevaba de 25 a 28 rollos”.


-¿Qué satisfacciones te ha dejado trabajar en el cine? “Cada filmación es un reto que te llena de muchas satisfacciones, desde conocer gente, viajar, experimentar vivencias entre los compañeros y saber que tu trabajo está saliendo bien. De hecho, en la película de Mujeres Insumisas de Alberto Isaac, se creó un buen ambiente entre el director, los compañeros de trabajo y actores como José Alonso, Patricia Reyes Spíndola, Regina Orozco, todas personas comprometidas con su trabajo”.


-¿Para ti qué es el cine? “Mi vida en 24 cuadros.


-¿Qué le dirías a quien quiera dedicarse a la foto fija? “Que tenga gusto por la fotografía, el arte, la pintura y el cine y obviamente que vea cine y conozca de él”.


Mario Argumedo actualmente se dedica en los Estudios Churubusco a resguardar el equipo y brindar mantenimiento y limpieza de las moviolas de 35 mm, en donde antes se editaba y se sincronizaba el sonido y la imagen de las películas. Este tipo de maquinas ya no se utilizan con frecuencia, sin embargo, filmes como El Zorro y algunos cortometrajes del IMCINE se han editado en las moviolas que Mario ha mantenido en buen estado, para que sean utilizadas por los cineastas que gusten de editar sus filmes como se hacía antes. Mario no ha dejado a un lado su labor como fotógrafo y ha realizado proyectos para algunas empresas importantes. “Revelar un rollo y ver tu trabajo, es la misma sensación que tienes cuando nace un hijo” comenta orgulloso de su labor.


Mario Argumedo ha participado en películas como: – Vamos al baile (1996) asistente de cámaras – Mujeres insumisas (1995) fotógrafo – El agujero indiscreto (1993) fotógrafo – Verano peligroso (1991) fotógrafo – Cargamento mortal (1989) fotógrafo – Deathstalker and the Warriors from Hell (1988) fotógrafo – y Chiquita pero picosa (1986) fotógrafo.