Por Manuel Cruz
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@cruzderivas

FOTOS: Mauricio Echegoyen

El filme “La jaula de oro”, dirigido por el hispanomexicano Diego Quemada Diez, fue la gran triunfadora de la noche en la 54 ceremonia de entrega de Arieles al conquistar nueve estatuillas, entre ellas mejor película, mejor opera prima, mejor actor ( Brandon López) y mejor guión original. Su gran competidora, “Heli”, que tenía igual número de nominaciones (14) sólo obtuvo el Ariel al mejor director para Amat Escalante. La ganadora del Ariel a mejor actriz fue para la veterana Adriana Roel por “No quiero dormir sola”.

El Ariel es México: Aquel de Maria Félix e Ignacio López Tarso, de la rebeldía generacional establecida por Arturo Ripstein y José Revueltas. Es el México de “Nosotros Los Nobles” y “Heli”, “La Jaula de Oro” y “Quebranto”. El país que anoche utilizó la elegancia del Palacio de Bellas Artes para la alfombra roja más importante, rodeada de ansiosos espectadores ante la presencia de estrellas nacionales. El encuentro casi perfecto de cine y espectáculo.

Pero México también es el Ariel. Aproximadamente a las 8, Enrique Arreola y Regina Orozco abrieron la ceremonia de la edición 56 con un ataque directo al TLC, la “total liquidación del cine” en palabras de Arreola para risa temprana de los invitados, y quizás los espectadores de la transmisión por Canal Once. Mientras tanto, Orozco intentaba detener los comentarios —entre sarcásticos y honestos— de su compañero, reiterando el carácter festivo de la velada. Pero siempre hay más de una historia: De un lado reside un grito de rebelión, en contra del protocolo, el orden y el gobierno, y del otro la autoridad de contención, haciendo la vista gorda con tal de quedar atrapada en la burla. El chiste se logró, durante casi dos horas de un intento parcial por imitar el humor del Óscar (que no conocerá la auténtica comedia agresiva hasta tener a Ricky Gervais), en un contexto e historia muy alejados de Estados Unidos

Sin embargo, el Ariel es un evento serio, desde la obligada vestimenta formal, el ambicioso programa de nominados y la aparición de Blanca Guerra, (directora de la Academia) que se atrevió a hablar —relativamente— sobre el elefante en la sala: Si bien el evento es una celebración del cine mexicano, que este año alcanzó 30.1 millones de espectadores (de los 248 que pagaron un boleto), el problema más grande son los mecanismos de exhibición y distribución para todas las cintas de la noche. “No nos podemos quedar de brazos cruzados” dijo Guerra, llamando a la comunidad cinematográfica a crear estrategias de defensa y recordando la imprescindible participación gubernamental y la ley federal de cinematografía.

Poco después, Rafael Tovar y Teresa (Director de CONACULTA) repetiría esencialmente la misma petición para recibir un gran aplauso del público, pero el llamado a la lucha es casi tan ambiguo como el problema que se busca erradicar: ¿Porqué Cinépolis, la cadena más grande de exhibición en México, presenta una cantidad ridícula de cine nacional, y la Cineteca se queda como el único espacio asegurado para ver “La Jaula de Oro”, “Tercera Llamada”, “Los Insólitos Peces Gato”, los documentales “Quebranto”, “Fogo”, “Mitote”, y miles más? Entre los estímulos gubernamentales, la inversión privada y la tradicional aportación del IMCINE y CONACULTA ¿quien controla el proceso de exhibición y distribución, el acusado de la noche?

¿Es el Ariel una garantía cercana a que “La Jaula de Oro”, “Heli” o “Club Sándwich” obtengan un DVD que pueda comprarse en el Gandhi de la esquina, o están condenadas a la desaparición y el olvido tras salir de la pantalla grande? ¿Cuántos espectadores de la transmisión anoche pueden comprender el embrollo de la distribución, y colaborar en su respuesta, cuando los encabezados en relación al cine sólo muestran a Alfonso Cuarón? El talento del cine nacional, reflejado en la variada selección de nominadas para este año, fue discretamente masacrado por los presentadores de principio a fin. Las bromas sobre el TLC y su prohibición a que el cine mexicano vea mundo, el cliché de la película nacional que recibe únicamente a un espectador en toda su exhibición comercial y la identidad de Gravity y Cuarón de comodín predecible culminaron en el chiste menos logrado y más preocupante: en un segmento donde la Academia daba su opinión sobre la marihuana y su legalización, se insistió a voces llenas evitar el proceso, ya que ello representaría la anulación del narcotráfico, “y sin narco, ¿qué cine nacional podemos producir?”

Con una historia versada alrededor de ese tema (Heli), una crónica de la migración puesta como aventura épica (La Jaula de Oro) y tres dramas familiares que jamás rozan la cursilería (Club Sándwich, Los Insólitos Peces Gato y No Quiero Dormir Sola) ¿hay sentido en semejante acusación, de paso indiferente a un grave problema nacional que se ha llevado miles de muertos cada año? ¿Es por eso que existe el cine nacional? Si ese es el caso, toda la selección del Ariel, la academia y el evento podrían ser tratados con la misma vulgaridad. Es difícil encontrar razón frente a la burla constante de problemas reales, tanto con el cine como el país. Este año, el Ariel cayó en el mismo dilema que acecha a otra legendaria entrega de premios en Norteamérica (Y no es el Festival de Toronto) Una importante celebración del cine que busca – y debe – ser tomada en serio, pero inmediatamente después se ahoga en bromas infantiles y juegos de acusaciones a entidades desconocidas para su público.

Anoche ocurrió mucho en el país: cineastas emergentes fueron reconocidos, pero la realización de sus proyectos futuros sigue en duda. Aspirantes al oficio acrecentaron su entusiasmo, y ya están preparando el guión que, algún día, los pondrá en el escenario de Bellas Artes. Leyendas del pasado recibieron un veloz homenaje y el elefante de la sala se fue tan rápido como llegó. Un nuevo público conoció al cine mexicano, o quizás se concentró en las bromas, entendiendo su flagelación oculta o no. Esta es la gran pregunta. El día de hoy, después del Ariel, ¿qué lado de México se debe escoger?    

TODOS LOS GANADORES

Ariel a Mejor Película:
• La Jaula de Oro

Ariel a Mejor Dirección:
• Amat Escalante Wool / Heli

Ariel a Mejor Actriz:
• Adriana Roel / No quiero dormir sola

Ariel a Mejor Actor:
• Brandon López / La Jaula de Oro

Arieles 2014 Mejor Coactuación masculina:
• Rodolfo Domínguez / La Jaula de Oro

Ariel2014 a Mejor Coactuación femenina:
• Lisa Owen / Los insólitos peces gato

Ariel a Mejor Guión original:
• Diego Quemada-Diez, Gibrán Portela y Lucía Carreras / La Jaula de Oro

Ariel a Mejor Guión adaptado:
• María Renée Prudencio y Francisco Franco / Tercera Llamada

Ariel a Mejor Fotografía:
• María José Secco / La Jaula de Oro

Ariel a Mejor Edición:
• Paloma López Carrillo y Felipe Gómez / La Jaula de Oro

Ariel a Mejor Sonido:
• Matías Barberis, Raúl Locatelli y Jaime Baksht / La Jaula de Oro

Ariel a Mejor Música original:
• Leonardo Heiblum y Jacobo Lieberman / La Jaula de Oro

Ariel a Mejor Diseño de arte:
• Lorenza Manrique Mansour / Ciudadano Buelna

Ariel a Mejor Vestuario:
• Mayra Gabriela Juárez Vanegas / Ciudadano Buelna

Ariel 2014 a Mejor Maquillaje:
• Adam Zoller / Halley

Ariel a Mejor Efectos especiales:
• Alejandro Vázquez / Cinco de mayo: La Batalla

Ariel a Mejor Efectos visuales:
• Charly Iturriaga / Cinco de mayo: La Batalla

Ariel a Mejor Ópera prima:
• La Jaula de Oro / Diego Quemada-Diez

Ariel a Mejor Largometraje documental:
• Quebranto / Roberto Fiesco

Ariel a Mejor Cortometraje ficción:
• Música para después de dormir / Nicolás Rojas

Ariel a Mejor Cortometraje documental:
• Un salto de vida / Eugenio Polgovosky

Ariel a Mejor Cortometraje animación:
• Lluvia en los ojos / Rita Basulto

Ariel a Mejor película Iberoamericana:
• Gloria (Chile-España) / Sebastián Lelio

Adriana Roel, mejor actriz Amat Escalante, mejor director.

Coral Bonelli y Roberto Fiesco.

El crew de “La jaula de oro”.

Quemada Diez con sus actores.

Ignacio López Tarso y Rafael Tovar y de Teresa. En la otra imagen, María Secco.