Mucho ruido y pocas nueces: ¿Para qué sirven las alfombras rojas en México?

Por Juan Manuel Badillo

Guadalajara.- Alfombras rojas, azules, amarillas o verdes, sirven para dos cosas: para poco y para nada. Desde unos años para acá, a una agencia de relaciones públicas se le ocurrió hacer una alfombra roja, como las que hacen en Hollywood, y el modelo se ha replicado con tristes resultados.

El cine mexicano perdió desde hace años glamur y brillo y ahora, cuando se organiza una alfombra, si no la pisa Gael García Bernal o Salma Hayek, resultan aburridas y desiertas.

En el 28 Festival Internacional de Cine en Guadalajara, fueron canceladas las alfombras rojas de dos funciones de gala por falta de quorum. Debido a la poca asistencia de medios de comunicación para cubrir el evento y la falta de público, los organizadores del festival decidieron cancelar las pasarelas en el Teatro Diana del Centro Histórico de la ciudad de Guadalajara.

Entre ellas, la designada para la película “Centro Histórico”, donde participa el centenario cineasta portugués Manoel de Oliveira, el español Víctor Erice, el también portugués Pedro Costa y el finlandés Mika Kaurismäki; y de la española “Madre” de Mabel Lozano, estrenada un día antes del Día Internacional de Mujer. La alfombra de la española “Grupo 7” de Alberto Rodríguez Librero estuvo tan desangelada que los fotógrafos se sacaban fotos entre ellos.

¿Quién asiste a este tipo de funciones de gala, muchas de ellas a beneficio de alguna institución caritativa? Gente que puede pagar un boleto, pero que por lo general no le interesan las películas.

Luego entonces, es común ver una película como la española “El artista y la modelo”, de Fernando Trueba, a lado de una senda fila de señoras de Guadalajara, vestidas con todos sus joyas y sus mejores galas domingueras de marcas carísimas, comiendo papas fritas y leyendo mensajes en su teléfonos, mientras el personaje principal, un escultor sin inspiración y una jovencita, interpretada por la no tan jovencita Aida Folch, le recita una peculiar teoría sobre Dios, el arte y la mujer.
El comentario de las señoras tapatías, al ver a un artista peleando con las musas por plasmar la imagen desnuda de su modelo, en una película en blanco y negro y pocos diálogos, eran del tipo “a qué viejo tan libidinoso”.

Las alfombras rojas del cine mexicano más que lucir, dan ganas de llorar. ¿Qué hay que hacer para erradicarlas de por vida?

Presentación de libro, sin libro

La máxima autoridad del estudio del documental, el uruguayo afincado en Estados Unidos, Jorge Ruffinelli, presentó en la 28 Festival Internacional de Cine en Guadalajara, su más reciente libro “América Latina en 130 películas”, pero su libro nunca llegó. La editorial no tomó en cuenta que  podía haber problemas en el aeropuerto y el investigador tuvo que hablar de un libro que nadie pudo conocer ni comprar. Sólo en Guadalajara pueden pasar cosas como esas.