Monterrey pasó por tres fundaciones, porque las primeras dos fracasaron por la resistencia de los indígenas de la región, las condiciones del terreno y los desencuentros de dos fundadores con la Inquisición. La primera fundación fue realizada por Alberto del Canto en 1577.


Monterrey es una ciudad cosmopolita y moderna, asociada a su tradicional actividad industrial y económica. La ciudad recibe su nombre por el Virrey de la Nueva España Don Gaspar de Zúñiga y Acevedo, Conde de Monterrey. Esta ciudad es conocida como La Sultana del Norte o La Capital del Norte y como La Ciudad de las Montañas por las caprichosas e impresionantes formaciones rocosas que la rodean y penetran. A su vez, cuenta con el municipio metropolitano de San Pedro Garza García, cuyo IDH es de 0.950, el cual es considerado de los mas altos de América Latina.


En términos de desarrollo urbano, el corazón de la ciudad es la Gran Plaza, o Macro Plaza, en cuyo entorno se mezcla la arquitectura colonial con el estilo vanguardista de algunos edificios. Otra atracción es el Parque Fundidora, que anteriormente era la Compañía Fundidora de Fierro y Acero de Monterrey. El parque contiene varios edificios de la antigua Fundidora, donde se pueden observar hornos, fábricas, conductos, chimeneas. La ciudad cuenta con importantes museos donde se pretende dar un espacio de expresión y divulgación de los trabajos de los artistas locales, nacionales e internacionales.


El cine en Monterrey ha sido escaso, aunque en varios periodos ha habido esfuerzos por darle continuidad a la cinematografía regional. No obstante, ha sido el lugar de origen de importantes cineastas y actores, como Alejandro Galindo, y Manuel Medel. La Dra. Lucila Hinojosa Córdova, investigadora de la Universidad Autónoma de Nuevo León, refiere en su ensayo “Una historia local en el horizonte mundial: el cine mexicano en Monterrey”: “Hasta hace unos pocos años no se hablaba de una cinematografía que pudiera identificarse con la cultura regiomontana; sin embargo, el estreno y éxito de la película Inspiración, en el 2001 (Angel Mario Huerta), y de Así (Jesús Mario Lozano) y Siete días (Fernando Kalife), en el 2006, y Cumbia Callera (René Villarreal, 2008) han puesto en la escena nacional e internacional las producciones de una generación de cineastas locales que están impulsando la cinematografía mexicana con sus propuestas fílmicas. El 20% de la producción nacional en el 2003 y ahora en el 2006 fueron realizaciones locales. De las 60 películas mexicanas producidas el año pasado, 13 fueron realizadas por cineastas regiomontanos. Algunas de estas películas están recibiendo reconocimientos y premios, situando a las producciones locales a la par que las mejores nacionales”.