Por Norma Loeza
A estas alturas, es claro que hablar de “Star Wars” va mucho más allá que sólo hacer comentarios sobre la última de sus entregas e incluso de la saga completa desde una perspectiva exclusivamente cinematográfica. La vida, obra y milagros de la dinastía Skywalker se ha convertido en un fenómeno cultural que traspasa las pantallas y al cine mismo como mero entretenimiento.
A caballo entre la ciencia ficción, el melodrama, el romance, el cine de aventuras, el relato épico y otras más – digamos que una saga tan larga tiene espacio para relatos muy diversos- en el fondo no deja de ser una “opera espacial” cuyo eje son las entregas que versan sobre las alegrías y desventuras de la dinastía Skywalker.
Sobre cómo se construye la historia se han dicho muchas cosas – entre ellas la evidente influencia de “El Señor de los Anillos” que maravillara a George Lucas en su juventud, o la de “Flash Gordon”, entre otras- pero es seguro que el proceso para convertirla en un mito artificial de nuestra era, fue más un aporte de la creciente fanaticada que del propio Lucas, que evidentemente nunca se imaginó el alcance brutal que tendrían sus historias.
¿Qué es lo que hace a esta narración tan poderosa, tan influyente, tan inspiradora para algunos? En el fondo todo parece muy básico: una visión de la lucha entre el bien y el mal más allá de las estrellas, un “camino del héroe” donde el protagonista debe asumir su naturaleza especial a través de duras batallas y conflictos que le pondrán a prueba y finalmente, historias de amores imposibles entre los intrépidos y las princesas.
Sin embargo, algo pasó en el trayecto que hizo de esta premisa básica algo completamente asombroso. Pudiera ser el contexto. La primera de las cintas se estrena a fines de los años setenta (“Star Wars. A New Hope”, G. Lucas, 1977). La idea del fin de una era y de la necesidad de un examen general de conciencia antes del juicio del futuro, se implanta con fuerza en el cine de los setentas, gracias a cintas como “El Planeta de los simios” (Planet of the Apes, F. Shaffner, 1968) cuyas saga se extiende por casi toda la década, o cuando el Destino nos alcance (Soylent Green, R. Fleicher, 1973). Por muchas razones, el desde la primera entrega, “Star Wars” rompía con esa visión sombría del futuro, en donde además nos entregaba – justo como lo dice el título- una nueva esperanza.
Lucas y a “Star Wars” mostraron el modo de hacer “culebrones” con poco más estilo que las telenovelas clásicas
En una sociedad convulsa, la idea de la eterna lucha entre el bien contra el mal, encontraba una nueva manera de inspirar, más filosófica que religiosa. La fuerza, encontró sus nuevos templos en las salas de cine y en las convenciones de comics e inspiró a una generación desencantada que se sentía engañada por haber creído en lo tradicional.
El culto creció y se reprodujo. Fue necesario entonces por criterios técnicos, contar la historia desde el principio. Y así surgió una trilogía a manera de precuela, que a pesar de tener todo el avance tecnológico que las primeras cintas no tuvieron, no logró que los fans las aceptaran del todo. Personajes tan ridículos como Jar Jar Binks desataron a furia de los fans, además de cambiar creencias arraigadas de las primeras entregas como el asunto de las midiclorias (o como se llamen) que era tanto como decir que elegido se nace… volviendo el asunto de los Jedis, un tanto determinista y excluyente. Bueno, y de Anakin (posteriormente Darth Vader) engendrado por la fuerza misma, ni hablamos. Tinta y más tinta derramada en intensos y acalorados debates (que incluyeron al Vaticano, por cierto) para explicar eso de ser el elegido para equilibrar la fuerza y al final… todo un chasco.
Pero hoy estamos ante una nueva posibilidad. Contar lo que pasó con los personajes que hicieron originalmente de la saga lo que todos los fans del mundo amamos tanto. Es así que nos toca cerrar el 2015 con la entrega más esperada, misma que ha contado con la comedida campaña de mercadotecnia que nos ha ido filtrando avances, trailers, posters, fotos de la filmación y demás cosas a cuentagotas, para aumentar la curiosidad y la emoción.
Es así que finalmente sabremos qué pasó con Leia, Like y Han Solo desde que los dejamos hace 38 años. Un momento difícil ese en el que Luke decide atacar con todo al malvado Emperador Dart Sidius y ver morir a su padre. Y por otro, el final feliz de ver destruida la Estrella de la Muerte y el festejo rebelde (con baliecito Ewok incluido).
Pero la lucha del bien contra el mal, no podría finalizar con solo un acto supremo de redención. Si bien Anakin encuentra en su sacrificio la manera de salvar a su hijo de las garras del lado oscuro de la fuerza, eso no constituye por sí mismo un intento contundente por lograr el equilibrio en la galaxia.
Tanto Leia como Luke (los únicos Jedis que quedan y tienen las midiclorias suficientes para llamarse así) quedan a merced de las debilidades que llevaron a su padre al lado oscuro, como son el temor, la rabia por lo arrebatado… y por supuesto, el amor.
Interesante saber qué habría pasado entonces y cómo la saga pasa la estafeta a una nueva generación. Y es por esta razón que se llenaron las salas de cine y que los fans aplaudieron cuando volvieron a ver en las enormes pantallas las letras amarrillas corriendo hacia arriba.
Y como a estas fechas los que morían por verla ya la vieron, los movidos por la curiosidad están en eso y los que no quieren verla, pues no la verán o esperarán algún maratón dominguero de toda la saga en unos cuantos meses, se puede contar un poco sobre la cinta en cuestión.
La nueva era comienza con un Luke Skywalker convertido en leyenda y una resistencia rebelde que sigue luchando contra una fuerza imperial reagrupada. La fuerza “despierta” y busca a sus nuevos Jedi que están en muy diferentes lugares. La cinta recuerda mucho al episodio IV donde un droide esconde un importante mensaje. Escenas como la de la muy famosa cantina, se ven “revisitadas” además de las persecuciones galácticas y las batallas épicas entre troopers y rebeldes. A muchos les parece poco original… pero a fin de cuentas ¿no era eso lo que nos gustaba?
Entre ello, es claro que Lucas tiene problemas con las relaciones de padres e hijos y que el nuevo Sith (Kylo Ren) no está a la altura del gran villano que era Darth Vader, (miren ustedes que ser vapuleado por dos chavitos sin entrenamiento… ) hay algunas claves que nos hacen pensar que el asunto irá de menos a más y de verdad que así lo esperamos, porque las interrogantes no respondidas han decepcionado mucho a algunos fans irredentos de la saga.
Finalmente, también es importante decir que al parecer J.J. Abraham y Disney supieron encontrar la fórmula para seguir explotando la “space opera” más rentable de todos los tiempos. Ni hablar, negocios, son negocios.
Por lo demás, si algo hay que agradecerle a Lucas y a “Star Wars” es que mostró el modo de hacer “culebrones” con poco más estilo que las telenovelas clásicas, cambió la industria gracias a sus efectos especiales y de sonido y nos dio horas y horas de amena conversación y diversión a la extensa comunidad de fans que ya abarca varias generaciones. Sólo por eso… Gracias “Star Wars” y que la fuerza me los acompañe.