La cineasta, guionista, cinefotógrafa, editora, compositora, actriz ocasional y productora Agnès Varda, será la homenajeada internacional y recibirá el Mayahuel de plata en la 25 edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara, segú informaron los organizadores en un comunidado.  

Con más de 40 títulos en su carrera, Agnès Varda es considerada por la crítica internacional como  “La dama de la Nouvelle Vague”.    

Estudió en la Sorbona y en la escuela del Louvre y desde 1949 incursionó en la fotografía y comenzó a realizar reportajes en diferentes países.    

El primer largometraje que dirigió fue La Pointe Courte, en 1954, donde narraba la historia de una triste pareja y su relación en la pequeña ciudad. La película es la precursora estilística del movimiento francés de la nouvelle vague.    

Cleo de 5 a 7, es sin duda una de sus mejores películas, se rodó al año siguiente de Sin aliento (Jean-Luc Godard) y dos más tarde que Los cuatrocientos golpes (Francois Truffaut). Los paseos por las calles de París de Corinne Marchand, mientras espera los resultados de un análisis médico, casi en tiempo real, son un extraordinario ejercicio de estilo de la directora y una muestra de su exquisita sensibilidad con las preocupaciones del ser humano.    

A caballo entre el documental y la ficción está su película más celebrada, Sans toit ni loi (1985), protagonizada por una jovencísima Sandrine Bonnaire, que da vida a una vagabunda que sobrevive sometida al azar, como el plan de trabajo de esta película casi improvisada, en la que cohabitan actores y personas del lugar, y que es germen de toda una corriente de cine realista contemporáneo, encabezado por los hermanos Dardenne y Ken Loach.     

Black panthers (1968), Daguerrotypes (1975), Murs Murs (1980), Jane B. Par Agnès V. (1987), Cinévardaphoto (2004), Les glaneurs et la glaneuse (2000), Les glaneurs et la glaneuse… deux ans après (2002), son pequeñas obras maestras a la par que valiosísimos testimonios históricos y del paso del tiempo. En estos documentales Agnès Varda despliega todas su inteligencia creativa fijándose en esas pequeñas cosas que hacen enorme el conjunto.    

Mención aparte, por la ternura, respeto y rigor que se desprenden de ellas, merecen todas las películas que Varda dedicó a su difunto marido Jacques Demy, y a su maravilloso legado. Jacquot de Nantes (1991), L’Univers de Jacques Demy (1995), y Les demoiselles ont eu 25 ans (1993).     

Sus películas le han cosechado innumerables premios en los principales festivales de cine del mundo, el León de Oro en Venecia, el Oso de Plata en Berlín, varios premios César, premios del Público, de la Crítica… y un largo etcétera que han consolidado a Agnès Varda como una de las directoras de referencia obligada en la cinematografía mundial.