Por Jean-Pierre Garcia
En exclusiva desde Cannes

Dentro de la competencia se presentó “Deux procureurs” (Dos fiscales) de Sergueï Loznitsa (Ucrania, 2025). Unión Soviética, 1937. Un detenido en una cárcel lejana quema cartas escritas a Stalin o al procurador regional. Cartas que denuncian las violencias cometidas en varias prisiones bajo el mando del NKVD (policía política y secreta del régimen estalinista). Casi por casualidad, una de esas cartas —escrita con sangre (pues no había tinta)— llega a manos del joven fiscal Alexander Kornev, recién graduado en Derecho.

Kornev viaja a una prisión en la región de Briansk para interrogar a Spetniak, un preso que logró escribir al fiscal denunciando los crímenes del NKVD. El hombre acusa a los agentes de «estar armando un complot contra la Unión Soviética», razón por la cual están condenando a antiguos militantes bolcheviques. Con enormes dificultades, el fiscal consigue visitar al prisionero y recoger su testimonio. Ambos son bolcheviques (el recluso y el fiscal) y quieren defender a su país, pero caen en la locura paranoica de los «hombres de Stalin». A pesar de sus actos, serán tachados de agentes extranjeros. Traidores de su propia patria.

Más allá de las apariencias democráticas, todo está decidido de antemano. Incluso cuando el humor negro invade la sala del tribunal, con jueces convertidos en títeres grotescos.

Desde sus inicios como cineasta en los años 90, Sergueï Loznitsa ha alternado el documental y la ficción (desde 2010). En “Deux procureurs”, como en toda su obra, cuida cada detalle. No solo es testigo de la historia presente, sino también de las heridas del pasado. La película establece un vínculo brutal entre la violencia estalinista de los años 30 y la guerra actual desatada por Putin.

Loznitsa actúa como esos «locos» de los cuentos medievales que, con aparente inocencia, anuncian catástrofes. Nos arrastra al pasado para entender el presente. Y nos recuerda que, en las historias rusas, todo suele terminar a balazos de Kalashnikov.

Por Jean-Pierre Garcia

Jean-Pierre García es crítico e historiador de cine, fundó y dirigió el Festival Internacional de Cine de Amiens, Francia, de 1980 a 2011, que muestra cine del mundo entero y ha desarrollado un papel muy importante en lo que se refiere al apoyo a jóvenes directores de África, Asia y América Latina. Organizó varias retrospectivas y homenajes al cine mexicano y participó en el libro Luz, cámara, acción: cinefotógrafos mexicanos. En 1996, creó el Fondo de Apoyo a Desarrollo de Guiones del Festival de Amiens. Ha sido integrante y presidente de varios jurados internacionales en Europa, África, Asia y América Latina. Es experto en políticas de financiamiento y apoyos a cines del hemisferio sur.