Por Perla Schwartz

Bien dicen los psicólogos y filósofos que “Infancia es destino”, en efecto hay determinados episodios vividos que permanecerán como tatuaje indeleble en el alma, de por vida. Habrá fantasmas que merodearán por siempre.

Al menos así lo deja sentir la guionista y cineasta argenmex Paula Markovitch  en “El Premio”, su ópera prima, película que fue reconocida con El Oso de Plata a la mejor aportación artístico-cinematográfica en el pasado Festival Internacional de Cine de Berlín, uno de los filmes que participan en la sección competitiva de Largometraje Mexicano de Ficción en el 26º Festival Internacional de Cine de Guadalajara.

La dictadura argentina de los 70 es el marco para el desarrollo de una película con elementos autobiográficos. El paisaje de un mar agreste, rodeado por polvo dorado del desierto, que se erige como otro personaje central, metáfora de la desolación e impotencia de aquellos años en el país del Icono Sur.

Markovitch presenta su historia desde el punto de vista agridulce e inocente de Ceci, una niña de 7 años, Ceci Edelstein quien va a una escuela y tiene que fingir una vida que no es la suya, ahí conocerá el valor de la amistad, la envidia y la traición.

Mientras que con su madre, Ceci tiene una relación tensa, difícil, pero no exenta de cariño, dos soledades en tierra ajena, en espera que los tiempos políticos mejoren, inventando que el esposo padre hace cortinas, cuando lleva tiempo desaparecido a ignoran si está muerto.

La cineasta recurre a un estilo minimalista, en algunos segmentos se regodea demasiado, algunos silencios, sin embargo dan una mayor tensión dramática a su narrativa, que se fundamenta en frases cortas, diálogos agudos.

Ella remite a la represión y la dictadura, sin la necesidad de mostrar mayor violencia explícita en la pantalla.  Basta el rostro triste de la niña, la desorientación de su madre; o cuando el ejército llega a la escuela para pedirles a los alumnos que participen en un concurso sobre  una composición en torno a las fuerzas armadas.

Uno de los grandes valores de “El Premio” es la fotografía artística de Wojciech Staron, que es todo un portento, desafortunadamente el final de la cinta es un tanto complaciente.

Lo que cabe duda que Paula Markovitch es una cineasta sensible y habrá que esperar futuros trabajos suyos.

 “El Premio”. México, Francia, Alemania, Polonia 2011. Dirección y guión: Paula Markovitch. Fotografía: Wojciech Staron. Música: Sergio Gurrola. Intérpretes: Laura Agorrera, Sharon Herrera, duración: 110 minutos

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