Por Hugo Lara

El cine estadounidense ha retratado reiteradas veces la lucha por los derechos civiles que alcanzaron su punto más álgido en los años sesentas del siglo XX, pero casi siempre el foco ha estado en la problemática de la comunidad afroamericana. Este cine pocas veces se ha centrado en lo que ocurrió en ese mismo ámbito en la comunidad latina y específicamente la mexicoamericana, que es el caso que trata “César Chávez”, tercer largometraje dirigido por Diego Luna.

Entre las referencias más importantes de “César Chávez” deben anotarse “La sal de la tierra” (Salt of the Earth, 1954), dirigido por Herbert J. Biberman, un curioso filme de fuerte carga política sobre la huelga de unos mineros mexicoamericanos en Nuevo México, insólito también porque es una obra que desafió al macartismo y la persecución anticomunista.  Otros cineastas importantes también se han aproximado a los conflictos de segregación racial que afecta a la comunidad mexico-americana, como Luis Valdez y Edward James Olmos.

Después del documental “JC Chávez” y la ficción “Abel” que tuvo una buena acogida de crítica, Diego Luna aborda como director el biopic “César Chávez”, centrado en el legendario líder latino del mismo nombre nacido en Yuma, Arizona, de ascendencia mexicana. Chávez es encarnado por el actor Michael Peña y el filme narra específicamente el periodo durante los años sesenta en el que se establece en California y organiza un sindicato para reclamarle a los ricos terratenientes anglosajones condiciones justas de trabajo para los cosechadores de uva mexico-americanos.  El conflicto reside en la oposición que ejercen las autoridades racistas y algunos poderosos productores, encabezados por Bogdanovich (John Malkovich)

La película cuenta con una producción casi impecable, una buena fotografía y ambientación, y un reparto de buen nivel (a Peña y a Malkovich, los acompañan America Ferrera y Rosario Dawson). También hay material de archivo llamativo (algunas apariciones del gobernador Ronald Reagan, por ejemplo, y del movimiento en las calles que impulsó Chávez), pero lamentablemente el filme carece de un guión sólido que, por lo mismo, hace agua por todos lados.

La realización y el guión (de Keir Pearson y Timothy J. Sexton) tienen el gran problema de no saber aprovechar los elementos a su disposición para configurar una narración consistente. El personaje central es un héroe de mármol, de una sola pieza, que en realidad nunca experimenta una transformación y no cumple un arco, lo que lo vuelve aburrido. El otro escollo es que la realización nunca logra crear un antagonista lo suficientemente fuerte ni convincente, por más que Malkovich hace caras y gestos de maloso, pero en realidad tiene pocas oportunidades de mostrarse como un auténtico villano que el público quiera odiar.

Igualmente, la narración intenta con tibieza fabricar un conflicto íntimo entre César Chávez y su hijo, que resulta intrascendente y estorboso. Asimismo, hay poca claridad para entender quién es quién además de Chávez y su esposa (Ferrara), rodeados por personajes que parecen utilería más que humanos (como el de Rosario Dawson, el de abogado que interpreta Wes Bentley, Jack Holmes como Robert Kennedy o inclusive el campesino que encarna brevemente Héctor Suárez, totalmente desperdiciado).

Lo flojo del filme se debe a que no hay una construcción dramática solvente. En su mayoría las secuencias son tan breves que nunca se desarrollan los conflictos, por lo que todo resulta anticlimático, a pesar del ritmo vertiginoso que se le intenta imponer en la edición. En suma, “César Chávez” es una película que se nota llena de ambiciones (basta ver la lista de productores, entre los que aparece incluso Emilio Acárraga Jean, dueño de Televisa) pero de fallidos resultados. Esto demuestra una vez más que hace falta más que un gran héroe para contar una buena historia.
 

Por Hugo Lara Chávez

Cineasta e investigador. Licenciado en comunicación por la Universidad Iberoamericana. Director-guionista del largometraje Cuando los hijos regresan (2017). Productor del largometraje Ojos que no ven (2022), entre otros. Director del portal Correcamara.com y autor de los libros “Pancho Villa en el cine” (2023) y “Zapata en el cine” (2019), ambos con Eduardo de la Vega Alfaro; “Dos amantes furtivos. Cine y teatro mexicanos” (coordinador) (2015), “Luces, cámara, acción: cinefotógrafos del cine mexicano 1931-201” (2011) con Elisa Lozano, “Ciudad de cine” (2010) y"Una ciudad inventada por el cine (2006), entre otros.