Por Sergio Huidobro
Desde Guanajuato
Hay una serie de lugares comunes que asociamos al cine del centro de Europa: idiomas crípticos pronunciando diálogos parcos y secos de profunda carga moral; dramas áridos fotografiados en un blanco y negro a medio camino entre la lírica y la crudeza. “Papusza” (2013), como las recientes “Ida” (2013) o “Rosa” (2011), tiene todo aquello, pero quienes recorren sus paisajes no tienen raíces en el suelo de sus padres (otro elemento común al drama de las repúblicas ex-soviéticas) sino que cargan con su patria a cuestas: son gitanos, y con ellos viaja Bronislawa Wajs “Papusza”, la primera poeta gitana publicada, aunque también vilipendiada, rechazada, encarcelada y lanzada a la fama, todo ésto como consecuencia de lo primero. Gente que baila y llora con la misma intensidad.
“Papusza” fue presentada en el GIFF como una de las galas estelares del país invitado, Polonia, en el histórico Teatro Juárez de la antigua ciudad minera. Previo a la proyección, los asistentes disfrutaron de un concierto de la banda sonora del filme, integrada por música popular gitana, que fue interpretado por el ensamble del polaco Zbigniew Paleta a partir de la partirtura original de Jan Kanty Pwluskiewicz.
“Papusza” (que se puede traducir como Muñeca), fue escrita y dirigida en equipo por Joanna Kos y Krystof Krauze, fue estrenada en la edición 2013 del Festival de Karlovy Vary y ha sido invitada después a más de setenta festivales de todos los tamaños. Su carrera en el circuito se vio impulsada por premios obtenidos en festivales medianos como Chicago, Valladolid, Tesalónica o Estambul, pero su distribución continúa siendo limitada e intermitente fuera del este de Europa.
Enmarcada por la fotografía en blanco y negro de Krszystof Ptak (emparentada con la del cine de Béla Tarr), “Papusza” sigue varios períodos intercalados en la vida de la poeta: sus andanzas clandestinas para aprender a leer y a escribir en la infancia, su primer contacto con la poesía escrita, su encarcelamiento bajo el regimen comunista y su tardío reconocimiento por parte de una burguesía centroeuropeo que, por otra parte, había sido la principal impulsora en las campañas de odio contra la comunidad gitana.
“Papusza” destaca por la rigurosa recreación de una época, un entorno y una cultura poco frecuentadas por el cine. Aporta, además, una nueva sensibilidad a los biopics tradicionales y una exploración humana al personaje que retrata. Sin distribución aún en México, vale la pena seguirle la pista en los festivales que tengan el buen tino de programarla en el mundo hispano.