Por Enrique López T.

No debería decirlo así pero, en general me
decepcionó Revolución (Canana,
2010). Quizá porque esperaba más: elaboraciones más complejas, más duras y
lúcidas de lo que se supone es la vanguardia del cine mexicano, sobre un tema a
modo. Supuse que el “librepensamiento”que muchos de los directores blanden en
cada oportunidad iba a ser explotado incluso hasta el escándalo, pero no fue así.

Tengo la impresión de que muchos adaptaron historias
que ya tenían en el cajón agregando a fuerza un “elemento revolucionario”, pero a fuerza ni los zapatos… Otros
agotaron muy pronto su metáfora central. Supongo que era de esperarse cuando la
nota era sobre el mare mágnum para su
exhibición
y no sobre el contenido
artístico
. El sabor que me deja es acedo, fatigado… tan decepcionante como
muchos miran al movimiento a 100 años de su inicio, al menos esto sí lo reflejan. Creo que el razonamiento sobre la
Revolución Mexicana merecía más.

Por suerte hay una salvedad, La Bienvenida de Fernando Eimbcke,en mi
gusto la mejor. Historia sencilla con muchos ecos, perspicaz y pulcramente
realizada. De pocas palabras permite a las imágenes sugerir significados.
Intento leer algunos:


LaBienvenida_1.jpg

La insignia de la historia es la banda de música de San Felipe Otlaltepec
y no en vano pues, la orquesta es la
democracia perfecta
y el hecho de que ensayen
quiere decir mucho en términos de construcción
civil
. Tampoco es casualidad que la partitura sea el Don Juan de Mozart,
monumento al y del librepensamiento
de un auténtico renovador, quizá hoy no se vea así porque paradójicamente cada círculo que forma el tronco de la
tradición, ha sido elaborado por un revolucionario
.

Ensayan para lo que se adivina un suceso: Alguien, Algo vendrá. Todos deben de
estar a la altura por lo que, Armancio
el personaje central, necesita ensayar y así lo hace: asume su responsabilidad
y cobija en hombros se prepara toda la noche, atempera su sousafón (una especie de tuba), practica su “solfeo”, su digitación.
A la par, cumple con su tarea de padre (su chamaco tiene mejores pulmones que
él) esto incluso, sirve para meter una coba
izquierdosa
(la tiendita versus el OXXO) que a fin de cuentas, pasa.


LaBienvenida_2.jpg

Despierta con el día, se apura a acarrear el
agua para su aseo, viste su ropa de función y se dirige al lugar del
acontecimiento, que ya está adornado y donde el pueblo entero se ha reunido. La
‘autoridad’ agradece a todos por su “querida
presencia
”, Armancio se nota orgulloso y se inicia… la espera; pasa el tiempo (poco menos de 100 años) y la cascada de
imágenes no es nueva pero sí revela la situación del pueblo, su ánimo; sigue
pasando el tiempo; se pide paciencia… Ya
vendrá
, pero el advenimiento no llega, para muchos no ha llegado, quién
sabe si lo haga… 


LaBienvenida_3.jpg

Últimamente las películas que me gustan me
remiten irremediablemente a Cavafis y La
Bienvenida
no se salva, la afinidad es inmediata con Esperando a los Bárbaros,
los versos finales desentrañan mejor la película:

¿Por qué tan rápido los
ciudadanos
vacían las plazas y las
calles,
y regresan a sus casas
pensativos?
Porque cayó la noche y los
bárbaros no
llegaron
y gente que viene de la
frontera
asegura que ya no existen
los bárbaros.
Y ahora,
¿qué sucederá sin los
bárbaros?
Estos hombres al menos
ofrecían una solución.

Lo peor es que los bárbaros que esperamos no
ofrecen soluciones (al contrario). Ninguna revolución del siglo XX para no ir
más lejos (ni la rusa, ni la mexicana, ni mucho menos la cubana) cumplieron a
carta cabal sus ofertas, son indefectibles
en otro sentido y sirven para otra cosa
. El cumplimiento viene por otras
vías, menos violentas y alejadas de las vías sin retorno y de los callejones
sin salida que son la revoluciones; sino mediante conquistas pequeñas y
cotidianas. Así lo veo, quizá esté equivocado.

Lo que asombra es que como Armancio nos quedemos
esperando, entre la ingenuidad y la no–renuncia desempeñando nuestro papel,
tocando las notas precisas, no importa lo demás. Lo que asombra es que aquellos
ideales hoy se sientan tan distantes e irreales… tan sólo lean las Palabras
Finales del profesor Benjamín Arredondo autor de Historia de la Revolución
Mexicana, de 1977 a ver qué les inspiran:

“La Revolución Mexicana
concluirá cuando todos los mexicanos sepan leer y escribir, tengan un albergue
seguro sin que les falte el pan de todos los días; y con el calor de un hogar
en el que no carezcan de lo necesario, puedan ver crecer felices a sus hijos
también felices, sin el temor de un mañana ensombrecido por la incertidumbre y
la miseria”.

¿Demagogia? No lo sé, lo que sé es que son
palabras inquietantes, el gran reto de
cualquier tiempo
porque, con todo y espera, las utopías sólo se instalan en
la línea del horizonte, allá a donde la música llega y se diluye, allá donde
Armancio pierde la mirada.


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