GIFF: DON SABÁS: Aprecio por el curso de la vida

Por Ulises Pérez Mancilla

El relato de “Don Sabás”, cortometraje dirigido por Juan Manuel Zuñiga y que se presenta en la Selección Oficial de Cortometraje Mexicano del Festival Internacional de Cine de Guanajuato, trasciende la anécdota de la soledad por la soledad, centrándose en las consecuencias de volver a creer, de atreverse a modificar el curso de la cotidianeidad y de apostar a la fuerza del cambio como mero motor de vida. De ese riesgo asumido al trastocar la comodidad existencial, siempre a razón de perder o ganar.

De acuerdo con su creador, se trata de “una historia de amistad entre un ser que empieza a vivir y uno que está al final de su vida. Cuando don Sabás cree que ya no tiene nada más por vivir o aprender, se da la oportunidad de seguir viviendo”. Dicha oportunidad es representada por la imagen de un niño que se ve obligado a convivir con él, despertando su oxidado sentido paternal.

“En esta historia se reflejan los círculos que se cierran constantemente en nuestras vidas, algunas veces dolorosos por el hecho de que algo se acaba, pero la vida sigue, todo tiene un principio y un final. Creo que don Sabás tiene todo el tiempo el poder de decidir sobre la situación, él es victima de sus propias decisiones, por lo tanto lo que le sucede es consecuencia de sus actos… él forja su propio destino”.

Para la conformación de su elenco, Zuñiga se adhirió a una tendencia clave en los últimos años dentro del cine mexicano con respecto a la inclusión de no actores dentro de la ficción: don Sabás el protagonista, es su abuelo y Gus (el personaje del niño) su sobrino: “Mi abuelo es una figura muy importante en mi vida, desde niño; así que se me ocurrió hacerlo parte de algo que yo valoro mucho, el cine. Hacer este proyecto junto a mi abuelo era algo muy significativo para mi, quería compartir una experiencia de este tipo con él, por lo que siempre estuvo en mi cabeza que él seria el protagonista de esta historia”.

En este sentido, los retos fueron mayores, especialmente al momento de trabajar con dos personas sin antecedentes actorales y de edades diametralmente opuestas: “Con Gus el trabajo era algo más natural, ya que los niños tienen una gran imaginación, actúan todo el tiempo en sus juegos, y apoyado en la gran confianza que él me tuvo, nosotros jugábamos con lo que vivía el niño de la historia. Con don Sabás fue diferente, un poco apoyado en que el personaje lo escribí con el carácter, profesión y modo de hablar de mi abuelo”.

Realizado como parte de sus estudios en el Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC), “Don Sabás” posee coincidencias temáticas con el trabajo de otros compañeros de generaciones cercanas con respecto a una renuencia a los finales felices y a detallar la vida humana en soledad (“Sonreir” de Gil González, que recién viajó al Festival de Cine y Música Küstendorf, es ejemplo de ello).

Sobre esta constante Zuñiga opina: “Lo atribuyo al fatalismo en el que vive el ser humano, no importa si es en la actualidad, el ser humano tiende siempre a pensar que el pasado fue mejor, más sencillo, más feliz que el presente. La melancolía por lo que solía ser tiene una carga muy fuerte en nuestra vida, por lo que se tiende a pensar en lo mal que está la situación actual. Siempre ha habido problemas y siempre los habrá, tiene que ver mucho con el sentido de supervivencia del ser humano. Es necesario la existencia de problemas o situaciones que superar para seguir adelante”.