Por Leticia Carrillo


Después de su paso por festivales de Holanda, Chile, Argentina, Israel, Estados Unidos, Italia, Canadá y México este viernes 24 de abril llega a las pantallas grandes de nuestro país Wadley. Correcamara.com platicó con su director Matías Meyer quien invitó al público a dejarse hipnotizar por su ópera prima.


CORRECAMARA: ¿De qué trata Wadley?


MATÍAS MEYER: Es un representante de la especie humana que regresa a la naturaleza para reencontrarse con sí mismo, para darle chance a su voz interna-conciencia-espíritu de escucharse porque en la ciudad, con tanto caos, la posibilidad de la existencia de una consciencia mayor está enterrada.


CC: ¿Qué era lo que te interesaba plasmar en Wadley?


MM: Utilizando los tiempos distendidos yo quería, , marcar una desaceleración, detener un poco el ritmo y aprovechar el cine como un medio que permite tomarse el tiempo de observar las cosas, contrariamente al internet y la televisión que te bombardean continuamente con imágenes.


También compartir esta sensación con el público y que cuando los espectadores vieran la película sintieran lo mismo que el personaje: una purificación, una relajación y un acercamiento con la naturaleza.


CC: ¿Es por eso que la película casi no tiene diálogos?


MM: Sí, porque es una película muy atmosférica, que juega con elementos hipnóticos como el sonido y los planos largos; la idea era recuperar esa capacidad de observación; es muy sensorial, de texturas.


CC: Ahora que comentas esto, me vino a la mente la escena donde aparece un animal muerto.


MM: A mí me parece impactante porque es ver que en eso me puedo o voy a convertirme. Yo lo veo como un enfrentamiento directo con la muerte, pero que al mismo tiempo es la vida porque están los gusanos que nacen a partir del animal muerto; es la muerte generadora de vida.


CC: ¿A qué tipo de espectador apela Wadley?


MM: A un público más activo, que participe, que construya con su imaginación la película, no quise dar concesiones comerciales o de entretenimiento. Esas son estructuras clásicas que finalmente se vuelven aburridas, es más divertido estar buscando nuevos caminos.


CC: ¿Consideras que eres parte de una nueva generación de directores mexicanos o te identificas con algunos?


MM: El cine de Reygadas me gusta mucho, Japón fue una revelación para mí. Yo tuve la oportunidad de verla en Cannes, yo estaba estudiando en el CCC y cuando regresé de allá les dije a mis compañeros: “hay un peliculón que salió en Cannes”.


Me gusta mucho el trabajo de Amat Escalante, creo que Los bastardos es la mejor película mexicana de este año. Está también Parque vía de Enrique Rivero que ganó el Leopardo de Oro en Locarno, y el trabajo de Eugenio Polgovsky y Natalia Almada como documentalistas.


Familia tortuga, de Rubén Imaz fue un detonante, ver que se puede hacer cine más barato, sin tantos medios y además, que hay que tomar riesgos porque mientras en el CCC todos nos titulamos con cortos, él hizo este largometraje.


Y los directores de Cochochi, Israel Cárdenas y Laura Amelia Guzmán. Esos son los cineastas que me gustan, aunque no sé si me siento parte de esa generación o si soy parte de ella.


Rubén Imaz y tú forman parte de Axolote Cine. Platícanos de este proyecto
Somos seis compañeros de la misma generación del CCC: Julio Bárcenas, Gerardo Barroso, León Felipe González, Rubén Imaz, Michel Lipkes y yo, además de nuestra maestra, María Novaro.


Pasamos seis años juntos y vimos que como equipo funcionábamos bien y que teníamos la misma visión del cine más allá del entretenimiento y de lo comercial, así que decidimos unir fuerzas para poder sobrevivir en el medio porque en un negocio como este te puedes sentir muy solitario como director.


CC: ¿Consideras que en un tiempo la gente identifique con un sello a las películas de los cineastas de Axolote Cine?


MM: Nuestras películas son muy diferentes, cada quien tiene su singularidad pero tenemos las mismas ambiciones e ideales, tal vez tendrán temáticas parecidas o compartirán las mismas preocupaciones, pero la forma en la que se hacen, el ritmo, los sonidos, son distintos.


CC: Matías ¿cómo hacer sustentable proyectos cinematográficos que, cómo el tuyo, no tienen pretensiones comerciales?


MM: En el caso de Wadley, gracias a que el IMCINE entró en el proyecto pude terminar la copia en 35 milímetros para presentarla de manera digna en los cines.


Ojalá se pueda seguir aplicando el Estímulo Fiscal 226 porque si se cae, vamos a estar en graves problemas. El segundo paso es la distribución en las salas de exhibición, no nos podemos quedar nada más con las cadenas comerciales que tenemos como Cinemex o Cinepólis, también debemos tener salas de exhibición especiales, de arte y ensayo; yo estoy por la pluralidad, porque exista todo el cine, todas las miradas.


En Francia, en cada pueblito hay una sala de estas subvencionada por el Estado y aquí mucha gente dice que por qué nos dan dinero, pero resulta que el cine es cultura, es uno de los medios más importantes por los cuales el mundo conoce a tu país: a los menonitas de Chihuahua, a los tarahumaras, a una familia de clase media del Distrito Federal.


Wadley se estrena este viernes 24 en la Sala Julio Bracho del Centro Cultural Universitario, Lumiere Reforma y Cinemanía. Posteriormente iniciará un recorrido por la República Mexicana.