Los excesos de ‘Mondomanila’ se hicieron sentir en Distrital

Por Yossa Guzmán
Reportera Distrital

El Festival Distrital llegó a su fin, después de una semana de una variada programación de películas de distintos temas y estilos. En la jornada del viernes, asistimos a la exhibición de la impresionante “Mondomanila”, película filipina del director Khavn de la Cruz, una película de excesos tanto visuales como de acciones que muestra de manera salvaje, violenta, ruidosa, rabiosa y brutal la vida de personajes provenientes de las zonas más pobres y abandonadas de Manila.

Al principio y al final se observan imágenes de situaciones reales ocurridas en esas zonas pobres para ponerte en contexto, pero lo que sigue a continuación es literalmente un viaje hacia un mundo de pesadilla musical, no hay descanso ni respiros, sólo ratas muertas, mucho sexo congestionado, basura, violencia y de vez en cuando reflexiones del protagonista Tony D. quien está conciente de la realidad enferma y decadente en la que viven, él, sus amigos y su familia.

Es un verdadero pastiche posmoderno lleno de imágenes estrambóticas provenientes del libro  de Norman Wilwayco, una crítica social abrumadora a la obscena pobreza en la que viven millones de personas en el mundo, en este caso en Filipinas, quizá la manera de mostrarlo no es la más agradable pero si es contundente. De hecho formaría parte de las películas llamadas “mondo” iniciada por los italianos, todo un mundo por descubrir.

También se exhibió un documental que describe a las olvidadas comunidades indígenas de Argentina

Al finalizar este viaje hacia lo más perverso de la humanidad, en el Cine Tonalá se presentó un documental que bien podría ser la antítesis de “Mondomanila”: “Sipo´hi-El lugar del manduré” un correcto y didáctico documental sobre las cultura wichí de Argentina. Por si te preguntabas si todavía existen indígenas en aquel país, este es un claro documento que pugna por darle voz a estas comunidades indígenas utilizando la tradición oral de cuentos y leyendas narradas en su propia lengua.

El director Sebastián Lingiardi trató de hacer del documental un puente disfrutable entre la tradición oral de los wichís y los espectadores para, en un futuro, tener una base de datos con recopilaciones de esos cuentos transmitidos de generación en generación para que no se pierdan a través del tiempo.

Se podría decir que la película es una especie de libro – audiovisual que tiene como finalidad la difusión y el reconocimientos a las culturas wichí ante una sociedad que los ha ignorado y relegado, pero sobre todo al reconocimiento entre ellos mismos para no depender de la aceptación de la cultura dominante.

El mejor momento del film se da cuando se observan los rostros de los músicos y cuentacuentos  en silencio mirando fijamente a la cámara, como los bailarines en el documental de “Pina” de Wim Wenders.

Y para finalizar, René Daaler, en su retrospectiva de la sección Archipiélagos, presentó su documental “Aquí siempre es otro lugar”. Si en “La casa de Amak Bakia” la búsqueda es de una mítica casa, en este documental la búsqueda se centra en tratar de entender la misteriosa desaparición del artista holandés Bas Jan Ader, contemporáneo de Daaler.

Si eres estudiante de arte, este es un buen documento para acercarte a una gran cantidad de artistas influenciados por Jan Ader y también para conocer los procesos creativos de este artista conceptual salpicados también de la obra de Daaler quien no pierde oportunidad en mostrar también sus trabajos y experiencias artísticas junto a las de Bas Jan.

Las caídas, la gravedad y el mar son también temas recurrentes en este film y son también las que dan uno de los mejores momentos: las caídas tanto de Jas Ader como las de otros artistas, obviamente dándole el toque existencialista y filosófico del artista, pero viéndolos superficialmente son también  muy divertidos. Por cierto sale “Largo” el mayordomo de la película “La familia Addams”, el actor también holandés Carel Struycken.

EN LA FOTO DEL INICIO: “Mondomanila”