‘Mauvais Sang’ y el inicio de Léos Carax
 
Por Arantxa Sánchez
 
Un joven ladrón, una novia de 16 años, una letal enfermedad (STBO) en un futuro inidentificable, un robo, una bella dama de cabello corto, el amor, el Paris apacible, tranquilo, con calles que alargan la oscuridad a través de las farolas amarillentas: Léos Carax regresa. 
 
“Mauvais sang” (1986) es la segunda película del director francés, galardonada y bien recibida en su tiempo, la mala sangre es sustituida por una producción más madura que le merecerán el premio Louis Delluc y su presentación en la edición 37 de Berlin Internacional Film Festival. 
 
Alex (Denis Lavant) es un joven rebelde con carácter duro que tiene una especial habilidad como ladrón; él es contratado por Marc (Michel Piccoli), un gánster consumado que pretende robar el suero de una nueva enfermedad: STBO. Hasta aquí, Carax toma de pretexto una historia sencilla, común y explotada para transformarla en una película apacible. 
 
Con Alex dentro de la banda, el proceso de reconocimiento con Anna (Juliette Binoche), joven hermosa e ingenua amante de Marc, es lo que hará que la historia dé un giro para adentrarse en el tema preferido de Carax: el amor como imposibilidad y método de introspección. 
 
Así, Carax muestra un poco de anhelo, un poco de alegría y deseos de un final feliz. Alejada de su primera entrega, esta película es menos arriesgada en cuanto la construcción formal y de montaje: la Nouvelle Vague quedó atrás y ahora el director francés comienza a establecer poco a poco su estilo cinematográfico. 
 
Esta película es una producción más madura, con escenas menos precipitadas y más pensadas: monólogos bien logrados, exactos, que empatan con la situación de cada escena; además, hay diálogos brillantes, más humildes que, sin perder el estilo de Carax, encierran las reflexiones entorno al afecto. 
 
Iluminación y trabajo de fotografía que regala encuadres y escenas difíciles de olvidar: Alex en un plano secuencia con “Modern Love” de David Bowie de fondo; Anna construyendo un aura de inocencia, seducción y misterio siempre, la libertad y la testarudez de Lise en la motocicleta, el miedo y la nostalgia de Marc y Hans en la construcción casi claustrofóbica de su casa.  
 
Al parecer, con “Mauvais Sang”, Léos Carax está dispuesto a marcar su paso por el cine mundial: su independencia y su estilo cinematográfico es más visible, los temas y las atmosferas que explota son más precisas, la condición humana y el nivel de actuación que desea ya son más precisos. 
 
“Mauvais Sang” es una película perspicaz, fresca y que, para muchos, puede clasificarse como autocomplaciente, ¿por qué? La tragedia densa de “Boy meets girl” se ve sustituida por una tragedia esperada, casi cómica y amigable. Léos Carax avanza poco a poco, los días de la critica en les Cahiers du Cinéma ya están alejados, el homenaje casi inconsciente al cine de los sesenta quedó atrás y el misterio de su cine apenas comienza.
 
“Mauvais Sang” fue parte de la retrospectiva al director que se llevó a cabo la Cineteca Nacional en el marco de Distrital: cine y otros mundos.