Por Juan Manuel Badillo
Los distintos sectores de la industria se han vuelto a enfrascar en una nueva batalla por el tiempo de pantalla para el cine mexicano. El motivo, en esta ocasión, es un proyecto de ley que quiere modificar el artículo 19 de la actual Ley de Cinematografía para ampliar de 10 a 30 por ciento el tiempo de pantalla para los títulos nacionales, y de 1 a 2 semanas de permanencia en la cartelera comercial.
La Cámara de Diputados se reservó, para dentro de 2 semanas, un debate entre legisladores, cineastas, productores, exhibidores y distribuidores de películas, para buscar nuevas alternativas que beneficien a todos los involucrados en el cine mexicano.
En este debate, añejo, se esgrimieron argumentos y datos por parte de los distintos bandos que deben ser considerado seriamente.
Uno de ellos, aportado por el líder de la Sociedad Mexicana de Directores de Cine, Víctor Ugalde, es que existen más de 70 película mexicanas que no encontraron espacio en la cartelera en los últimos 4 años y que para corregir este hecho debe existir una ley que permita la salida comercial de títulos.
En este sentido, el Instituto Mexicano de Cinematografía, aclaró que del total de la producción nacional, el 20% no llega a la pantalla comercial por distintas razones, pero eso no quiere decir que no tengan exhibición en distintos circuitos, como la Cineteca Nacional o los llamados “espacios de arte”.
Otro argumento que debe ser ponderado, aportado por el director de la Cámara Nacional de la Industria Cinematográfica y del Videograma (Canacine), Maximiliano García, es que actualmente el monto de recuperación de una película mexicana en los cines apenas supera el 16% del presupuesto de una producción nacional y el resto se reparte entre las ventanas del video y DVD, y una parte muy menor proviene de su exhibición en la televisión nacional.
El representante del llamado sector industrial del cine explicó que se debe discutir nuevas alternativas de recuperación de la películas nacionales, entre ellas la televisión abierta y de paga y la lucha contra la piratería, que golpea por igual a títulos nacionales como extranjeros.
Ambos argumentos deben ser puestos en la mesa de debate en la Cámara de Diputados y discutirlos con seriedad y sin apasionamientos.
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