Paulina Carrillo/Enviada

Guadalajara, Jal.- El experimentado actor Gonzalo Vega consideró que “The boy who smells like fish” que tiene como protagonista a un joven que sufre la enfermedad de Trimetilaminuria o Síndrome de Olor a Pescado, es una cinta sobre la aceptación y el perdón.

“…es un canto a la esperanza, al amor; es decirle a las personas a las que a veces marginamos: no me importa el exterior sino lo que tú eres; eso me parece central en la película”: señaló Vega.

En ese sentido, Anelaine Cal, directora de la coproducción entre México, España y Canadá, que compite en la Sección de Largometraje Iberoamericano del Festival de Guadalajara, afirmó que quiso hablar en su opera prima sobre un chico raro solitario y que fuera desagradable para los otros, pero no visualmente.

Por ello, trabajó con Douglas Smith, protagonista de la cinta, en su lenguaje corporal: “la gente que padece esta enfermedad sufre de baja autoestima pues es rechazada; Douglas trabajó en su caminar, lento y encorvado”.

El joven actor de “The boy who smells like fish” apuntó que enriqueció a Mica, su personaje, con su experiencia personal pues cuando se mudó a otro lugar tuvo dificultades para relacionarse con las personas: “ellos no querían como amigo a un canadiense”.

Sin embargo, la película aporta una dosis de esperanza pues vemos que el protagonista se reencuentra con una amiga de la infancia con la que establece una inocente relación amorosa, teniendo como marco el museo-casa de un trasnochado cantante de los años 80.

Gonzalo Vega interpreta a “Guillermo Garibai”, esa estrella que aunque sigue teniendo maduras seguidoras, no se da cuenta que sus mejores años ya pasaron. El histrión dijo que “The boy who smells like fish”, lo revitalizó, le devolvió las ganas de vivir y trabajar, tras haber lidiado con el cáncer.

Asimismo, se mostró complacido de que los jóvenes cineastas como Cal y Mayor lo busquen para participar en sus proyectos: “yo aprendí con los viejos: con Alejandro Galindo, “El Indio” Fernández, Roberto Gavaldón; trabajé con los viejos: Fernando Soler, Marga López, Libertad Lamarque; trabajé con Felipe Cazals y con Jorge Fons. Estar con ellos me dio la humildad para ser disciplinado y escuchar y hacer lo que te dicen los directores jóvenes”.