Por Jean-Pierre Garcia
En exclusiva desde Cannes
“Un poeta” de Simón Mesa Soto (Colombia)
Selección oficial – Un Certain Regard
Una película de bajo presupuesto, un poeta cuyo talento nunca fue realmente reconocido. Además, un padre fracasado, borracho, con una cara de miserable bien feo. Nada en este personaje invita a la simpatía. Se llama Óscar y se gana la vida dando clases de filosofía en un colegio. Si hubiera que compararlo con alguien, a algunos espectadores nos ha venido a la mente el poeta y autor norteamericano Bukowski.
Óscar descubre en su clase a una joven con cierto talento poético, Yurlady, y decide ayudarla a desarrollar ese don ignorado por su familia. Le propone participar en un festival de poesía organizado por algunos amigos suyos. La posibilidad de ganar un premio en efectivo entusiasma a su familia, y a ella… un poco.
Óscar se da cuenta, poco a poco, de que la idea de ganar el premio le importa más a él que a Yurlady. Ella es una joven modesta, que sueña con una vida sencilla: hablar sin adornos, casarse, tener hijos, conseguir un trabajo estable.
Cuando llega el día del concurso, los demás jóvenes participantes emborrachan a Yurlady. Óscar intenta sacarla del lío —no hay que olvidar que es una adolescente de quince años—, pero todo se convierte en drama: la familia estalla en furia, y el director del colegio, para evitarse problemas, culpa a Óscar.
El escándalo crece desmedidamente. Incluso su propia hija empieza a sospechar que Óscar es una mala persona. Al final, pierde su empleo y también la posibilidad de enviar a su hija a la universidad.
La película termina con un falso final feliz.
“Un poeta” es, en sí, un poema de amor: amor por la poesía y por la generosidad. Una mirada sensible hacia los hombres perdidos, hacia quienes se quedan al borde del camino, esos desdichados que ni siquiera son conscientes de su miseria y soledad.
El director aclaró en Cannes que su guion “quiere mostrar el lado oscuro de la vida, aquello que te puede llevar a la desdicha total. Por eso decidí burlarme de mí mismo y de mis manías. Me acerqué a la comedia porque no quise tomármelo todo tan en serio”.
Este proyecto fue realizado con un presupuesto muy limitado y con numerosos actores no profesionales. De hecho, el actor que interpreta a Óscar es, en la vida real, profesor de filosofía y coordina un club poético. Así, el personaje ha adquirido una autonomía sorprendente.
Un primer largometraje de gran talento y muchas promesas.