Por Gabriel Ambrosio
A últimas fechas gran parte del público audiovisual ha migrado su atención hacia la televisión, las series, miniseries y cintas para la pantalla chica. Las dudas y explicaciones al respecto son muchas, pero sin duda una de las razones es que tantos actores, escritores y directores, al toparse con pared en la producción de historias, muchas veces más interesantes y elaboradas que en el cine, se pasan a éste formato y dan sorpresas. Este es el caso de “Behind the Candelabra, dirigida por Steven Soderbergh y protagonizada por Michael Douglas, que el domingo pasado se llevó tres premios Emys.
La película narra los últimos y turbulentos años de vida del pianista Valentino Liberace (Michael Douglas) al lado de su pareja, el joven Scott Thorson (Matt Damon), en medio de lujos, sexualidades reprimidas y drogas. La cinta de HBO se estrenó en el pasado Festival de Cannes donde compitió por la Palma de Oro y estuvo a punto de darles a sus protagonistas el galardón de Mejor Actor.
Su premiere en Cannes y su triunfo esta semana en los Emmys, donde se llevó tres premios, es una especie de bofetada al cine, no sólo hollywoodense, si no mundial. Es un llamado a que se arriesguen y realicen historias novedosas, no remakes, reboots, secuelas y precuelas, pues el público puede cansarse.
“Behind the Candelabra” podría verse como una estupenda adaptación del mito del Narciso y aires de Dorian Grey. El guión de LaGravanese está montado en una línea de biopic clásico de Hollywood, pero que desliza ciertos momentos, críticos y duros, más allá del sexo, escenas que impactan visualmente, donde los personajes con sus acciones crean una codependencia y una especie de espejo físico, donde se confunden y se lastiman; escenas bien construidas que nunca pierden el hilo y llegan hasta al final con excelente ejecución.
Por otra parte, Soderbergh demuestra porqué es uno de los directores de más valía en Norteamérica, si bien la mayor parte del tiempo demuestra una dirección firme pero no sorpresiva, en ciertas escenas enseña cómo usar el lenguaje de las cámaras para crear tensión, tristeza o sensación de abandono, sobre todo en aquellas donde Matt Damon está al frente.
Hablando de Damon, es quizá una de sus mejores actuaciones de toda su carrera, un personaje en busca de afecto que se encuentra con un hombre narcisista, y lo lleva a dejarse usar. Un personaje con un arco dramático complejo que el actor sabe sopesar y ejecutar, con una sola escena se roba la película, ya sabrán ustedes cuál cuando la vean.
Mientras el veterano Michael Douglas , quien interpreta a Liberace, con un montón de maquillaje, vestuarios y demás, se mimetiza en el espíritu del personaje, y parece irreconocible.
El hombre megalómano y egocéntrico creado por Douglas en pantalla tiene tantos matices que ni los brillantes, joyas y vestidos estrafalarios pueden opacar su actuación, crea todo un personaje y lo hace suyo.
La fotografía, también de Soderberg, sorprende con unos enfáticos tonos dorados, colores brillantes, iluminados, que cambian drásticamente en momentos dramáticos, una fotografía aplaudible, mucho más incluso que la dirección.
Por otro lado la recreación artística y del vestuario resulta francamente sorprendente, son réplicas del guardarropa del cantante, esto junto a la fotografía, crean una atmósfera idónea para el filme.
“Behind the candelabra” demuestra que muchas veces la misma vida, con sus claroscuros y obsesiones, puede crear una especie de personajes, pero más que eso humanos, con errores, temores y sobre todo, vanidad. La cinta más que hablar sobre una relación homosexual, trata sobre la búsqueda de amor en medio de un mundo corroído como el de la fama, la búsqueda de compañía a cualquier costo, de llenar vacíos y eliminar temores como actos de magia y trucos de maquillaje, es actuar y cambiar para poder seguirse manteniendo en ese Olimpo ficticio al que muchas veces orilla la fama.
Behind the candelabra, Escrita por Richard LaGravenese, Dirigida por Steven Soderbergh, EUA/2013, Reparto: Michael Douglas, Matt Damon, Erick Zuckerman, Debbie Reynolds.