Por José de Jesús Chávez Martínez
Montoya y Teresa son dos policías adscritos a una corporación policiaca en la Ciudad de México y a través de ellos, en forma de documental, se cuentan las andanzas, peripecias y avatares de ser un oficial que cuida el orden en una ciudad muy caótica, cuyas fuerzas de seguridad tienen muy, pero muy mala fama.
“Una película de policías” (2021), la más reciente cinta de Alonso Ruizpalacios, comienza con un testimonio de Teresa, quien se introduce en una típica vecindad capitalina para atender exitosamente un parto y con ello dar cierta gloria y puntos a favor a la actividad de los uniformados. Luego ella narra cómo ha sido su relación con Montoya, su pareja, cómo se conocieron y cómo se salvaron espiritualmente el uno al otro luego de sufrir decepciones amorosas y ante la vida.
Hasta ahí, la cinta va bien, pero con la ligera sospecha de que, narrativamente y en el plano de la verosimilitud, algo no encaja, lo que después se corrobora cuando ambos protagonistas inician la persecución de un delincuente en una estación del metro. La aprehensión se ve francamente muy actuada y falsa, y entonces uno se pregunta cómo es que el director Alonso Ruizpalacios se atrevió a querer engañar así al público, luego de demostrar su talento en su ópera prima “Güeros” (2014) y después en “Museo” (2018).
¿Todo fue premeditado? En efecto, y es así cuando el joven cineasta mexicano revela durante la trama sus intenciones de hacer un falso documental sobre una pareja de policías mediante la participación de dos actores profesionales: Raúl Briones, que interpreta a Montoya, y Mónica del Carmen, encarnando a Teresa. Y es en este punto donde comienza la rebatinga entre lo verdaderamente documental cuando Briones y Mónica narran lo que tuvieron que pasar para poder hacer la película: entrar a la academia de policía en el municipio de Nezahualcóyotl y llevar un duro entrenamiento que consistió, entre otras cosas, de acondicionamiento físico, manejo de las armas y preparación en cuanto a leyes y derechos humanos.
Es así como se ve a ambos actores participar en eventos reales, como la salvaguarda de un evento gay y los rondines en patrullas con agentes policiales verdaderos. Pero lo que da realce al film es la reflexión de los dos histriones acerca de tener que representar a una figura muy desacreditada socialmente, en especial Briones, que en un momento se pregunta cómo es que aceptó participar en la “pinche película”. Mónica igual relata las materias que llevó en el curso policial y se pregunta si eso constituye una suficiente preparación profesional.
Lo que finalmente consigue Ruizpalacios es mover a la reflexión sobre el modelo de policía que tenemos en México; ése del que mucho se habla todos los días, en los medios, en redes sociales y en las pláticas cotidianas; ése que no importa si muere en cumplimiento de su labor; ése que es objeto de una educación y preparación en apariencia exiguas; ése que igual aparentemente no tiene vocación; ése que requiere hombres y mujeres fuertes que no necesariamente provengan de una “buena familia” (“tú no pareces policía, te ves así como de buena familia”, le dice a Mónica-Teresa una colega patrullera); ése que tiene que pagar a jefes y encargados diversos para poder hacer su trabajo; ése que es víctima y cómplice de la corrupción; ése al que no respetan los borrachos meones; y un largo etcétera.
De nuevo Alonso Ruizpalacios no decepciona, ahora con este semidocumental (o docudrama) que al final expone una agridulce sorpresa. “Una película de policías” es una obra compuesta con testimonios obtenidos de manera quirúrgica y casi casi mediante el método etnográfico, muy recomendable para ver y disfrutar en Netflix, donde es una tendencia en México. Además, ganó el Oso de Plata a la contribución artística en la edición 2021 de la Berlinale. Por lo tanto, como diría el maestro Tomás Pérez Turrent: “a ver sin falta”.
Una película de policías. Año: 2021. Duración: 107 min. País: México. Dirección: Alonso Ruizpalacios. Producción: Daniela Alatorre. Guion: Alonso Ruizpalacios, David Gaytán. Fotografía: Emiliano Villanueva. Montaje: Yibrán Asuad. Intérpretes: Mónica del Carmen, Raúl Briones. Productora: No Ficción.