Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940)

 

Por Jorge Carlos Sánchez López, Universidad de Guadalajara


I. Introducción

La injerencia del Estado en la industria cinematográfica mexicana, específicamente en el ramo de la producción, representa una veta de estudio que ha sido abordada desde diversas disciplinas (históricas, sociológicas, estéticas, etc.). No obstante, el caso inverso, es decir, el estudio de la imagen presidencial a través del celuloide, parece ser un tema que amerita nuevos estudios e interpretaciones acordes a las formas contemporáneas del pensamiento y la reflexión fílmica.

Lo anterior cobra sentido si consideramos que, hasta antes de la labor de preservación y difusión de la Cineteca Nacional, la revisión de este tipo de materiales parecía ser un campo de estudio limitado y reservado a los investigadores de mayor trayectoria académica, exclusividad que se explica dada la fragilidad y el deterioro inherente a los materiales fílmicos con el paso del tiempo.

Hoy día, y gracias a los trabajos del Laboratorio de Restauración Digital de la Cineteca Nacional, una parte de esos materiales fílmicos (resguardados y digitalizados por la misma institución) se encuentran disponibles para su consulta a través de su canal de YouTube, con lo cual se ha transgredido notablemente la brecha analógica prevaleciente a lo largo del siglo XX, y que impedía a los diversos públicos y estudiosos acceder a este tipo de materiales.

En suma, gracias a esta labor de difusión, es posible observar, conocer y reconocer a Lázaro Cárdenas, Manuel Ávila Camacho, Miguel Alemán, entre otros, en diversos momentos acontecidos durante sus periodos de gobierno. Con este telón de fondo, el presente artículo se erige como el primero de una serie de manuscritos dedicados a contextualizar y analizar la imagen presidencial en el cine, siendo nuestro primer caso, el del general Lázaro Cárdenas del Río.


II. Sobre la política de masas del Cardenismo

Lázaro Cárdenas instrumentó una serie de reformas que permitieron a su gobierno (y a los venideros) alejarse de la influencia de Plutarco Elías Calles, y al mismo tiempo marcaron un alto al caudillismo con respecto a la dirección política del país. Una de las reformas más importantes fue, sin duda, la política de masas, que fijó el punto de partida para la diversificación de las bases del poder político, mermando la injerencia del ejército, y asintiendo la presencia de los sectores obrero y campesino.

De la instrumentación de dicha política, derivan, en primer lugar, el fortalecimiento (que también puede entenderse como una redención o restitución) de la imagen presidencial, con el objetivo de superar la etapa de caudillaje inaugurada por Álvaro Obregón, y perpetuada por Plutarco Elías Calles. Lo anterior fue secundado por las reformas económicas y agrarias, que sirvieron como sustentos principales del plan de gobierno cardenista. Sin embargo, el resultado de dicho reformismo gubernamental ha sido catalogado como un “viraje hacia la izquierda” de la revolución mexicana, no obstante, considero que esta idea puede ser reelaborada con ciertos matices, tal y como explicaré a continuación.

Sobre la tendencia a ubicar al régimen de Cárdenas como un gobierno de izquierda, Luis Medina Peña señala lo siguiente:

[…] a lo largo de la campaña presidencial, Cárdenas puso de manifiesto la intención de darle a su presidencia una base política y social propia. Desde el principio, el discurso cardenista se orientó a captar el apoyo de obreros y campesinos mediante una retórica socialista, que criticaba tangencialmente las políticas conservadoras seguidas hasta entonces por inspiración de Calles […] De acuerdo con esta orientación ideológica que Cárdenas fue esculpiendo sobre la marcha, el Estado no debía limitarse a ser mero vigilante del orden sino, además de asumir el papel activo como regulador de la economía, debía equilibrar las diferencias sociales a través de una política favorable a los trabajadores y una profunda reforma agraria. [2]

El mismo autor señala que la base ideológica del régimen puede observarse como una especie de “socialismo a la mexicana, distinto al liberalismo y al comunismo soviético, cuyas raíces ubicaba en la Revolución Mexicana [2. ibid). Para complementar la idea anterior, Arnaldo Córdova señala que “[…] el desarrollo de México no se daba ni como desarrollo capitalista ni como desarrollo socialista en el sentido marxista. La Revolución perseguía la construcción de una sociedad igualitaria, pero no debía desembocar en una organización comunista de la economía y de la política”. [3]

Con base en lo anterior es importante destacar que, el régimen cardenista, a diferencia de las interpretaciones que consideran a este periodo histórico como un “viraje hacia la izquierda”, desde una óptica personal considero que es factible pensar en una “hibridación de modelos” cuyo objetivo consistió en guiar al país por el sendero de las instituciones como elementos reguladores de la política, la economía y las organizaciones sociales. Luis Medina define esta idea en los siguientes términos:

Se afirma que Ávila Camacho inició el viraje en el rumbo de la Revolución mexicana, pero ese mérito también le corresponde a su predecesor inmediato. Ya desde 1938, el propio Cárdenas había impreso un giro a sus políticas que contribuyó a gestar profundas transformaciones en mentalidades y actitudes, cuyo punto de destino fue la anhelada estabilidad en todos los órdenes de la vida pública [4].

Los argumentos anteriores adquieren mayor solidez si se toma en cuenta que algunas reformas se orientaron a mejorar la condición social de los mexicanos, a través de las grandes centrales obreras y campesinas afianzadas durante el sexenio, pero también se favoreció la acumulación capitalista nacional, lo que desembocó en el surgimiento de una clase empresarial que ocuparía un papel protagónico durante la mayor parte del siglo XX.

En otras palabras, el reformismo cardenista sentó las bases políticas, económicas y sociales que permitieron al partido hegemónico (PNR/PRM/PRI) establecer una gobernabilidad continua y relativamente estable del país bajo el esquema presidencialista [5] a lo largo de más de 70 años.

“Lázaro Cárdenas en la Comarca Lagunera”. Fuente: El Siglo de Torreón, 12 de octubre de 2012.


III. Lázaro Cárdenas en el cine

La Laguna (S/A, duración 8 minutos, noviembre de 1936) [6].

El material fílmico depositado en el Archivo General de la Nación, preservado y digitalizado por la Cineteca Nacional, nos traslada a la región de La Laguna, ubicada entre Coahuila y Durango, en donde el gobernador de este último, Enrique R. Calderón, comunicó a los pobladores la inminente visita del presidente Cárdenas para hacer efectiva la distribución de ejidos en dicha localidad.

Con una estructura bastante didáctica, el material fílmico funciona como un documental institucional o periodístico, organizados en tres partes:

1. Objetivo

* Cumplir los postulados de la Revolución a través del reparto agrario en La Laguna; para lo cual el jefe de la Nación viaja a esa región para entregar “las tierras y los elementos que transformarán su vida económica y social”.

2. Desarrollo

* Se observa a los beneficiarios de la región lagunera a la espera del arribo de Cárdenas.

* Cárdenas recorre el perímetro para conocer los problemas pendientes por resolver, acompañado por el gobernador del estado y el jefe del Departamento Agrario.

* Aparición en pantalla de un grupo de “incansables luchadoras” que reciben al presidente, y lo aclaman, acompañadas por algunos funcionarios y el resto del sector campesino.

* A través de planos generales, y algunos paneos, se representa el modus vivendi de los pobladores de La Comarca para dar paso a una notable referencia e influencia fílmica de la vanguardia soviética, presente en el canto de los campesinos bajo el lema “Por el ejido y por la patria”, acompañado de secuencias del trabajo del campo por los pobladores que probablemente son habitantes de La Comarca.

3. Desenlace

* En agradecimiento, los campesinos ofrecen al jefe de la Nación, al Gobernador, y al Jefe del Departamento Agrario una marcha de adhesión, así como un Festival en el Estadio Lerdo, el cual también fue cedido a los ejidatarios.

* Nuevamente observamos al presidente Cárdenas en su arribo al referido Estadio para presenciar los diversos actos del festival, donde llama la atención la presencia de un baile regional chiapaneco, seguido de un baile regional durangueño, para concluir con el izamiento de la bandera mexicana por el presidente Cárdenas.

A lo largo del material, llama la atención de sobremanera el uso de la música, que constantemente acompaña las acciones representadas en la pantalla. Las secuencias iniciales son aderezadas por la trompeta, instrumento de viento que evoca la gesta revolucionaria, y, posteriormente, con la aparición en pantalla de Cárdenas, el ritmo musical pasa a una sonoridad festiva, la cual evoluciona hacia una marcha triunfal donde se ve al presidente mezclarse con sus colaboradores y con los asistentes al evento de entrega de las tierras.

Hacia la mitad del corto, la musicalización cambia nuevamente junto con los protagonistas, y ahora vemos a cuadro a los ejidatarios organizados, levantando sus herramientas de trabajo para iniciar la preparación de las tierras entregadas por el presidente Cárdenas. Se hace énfasis en el esfuerzo hombro a hombro, y la unidad en un solo canto agrarista. Posteriormente observamos un nuevo cambio en el cuadro y en la música, que nos traslada al estadio del municipio de Lerdo. En él, observamos diversos actos en agradecimiento al reparto agrario encabezado por el presidente. La secuencia inicia con las solemnes notas musicales del himno nacional mexicano, una vez más inauguradas con instrumentos de viento; prosigue con música de bailables; y finaliza con una nueva evocación del himno nacional, esta vez orquestado por una variedad de instrumentos musicales.

En lo que respecta al contenido ideológico del cortometraje, cabe destacar que este se sintetiza gracias al montaje de las secuencias, el impacto de la musicalización, así como por las apariciones en pantalla del Presidente. Esto deja al descubierto una influencia de la vanguardia soviética, muy probablemente tomada del trabajo inconcluso de Serguei Eisenstein ¡Que viva México! (1931-1932).

Todo parece indicar que el tipo de montaje corresponde a la fórmula A+B=C, efectuado de una manera más simplificada y explícita en comparación con el tipo de metáforas visuales empleadas por Eisenstein. Por lo tanto, en La Laguna, podemos apreciar que el mensaje intrínseco de la unión las secuencias (A), y la musicalización (B), resultan en una imagen solemne del Presidente (C) que, en sus funciones como primer magistrado de la nación, y alejado de la influencia política de Plutarco Elías Calles, materializa el reparto agrario en favor de las clases populares, y al mismo tiempo, consolida y refuerza la figura presidencial y de las instituciones.


IV. Notas finales

El tratamiento de la imagen presidencial a través de este cortometraje observa una dualidad en suma interesante: por una parte, se difunde la consumación de los ideales revolucionarios a través de las instituciones, que en este caso, aborda el reparto agrario; mientras que por el otro, el cine promueve, ya no la imagen del “militar presidente” (de hecho, la aparición del ejército en este cortometraje se limita a la aparición “menor” de un soldado en medio de la población) y se refuerza la presencia del Jefe de la Nación, con las tomas necesarias para acentuar la figura de Cárdenas, sin la necesidad de acaparar los reflectores de manera abundante.

Finalmente, cabe destacar que, a pesar de que este cortometraje indica que fue elaborado en el Estado de Durango, el régimen cardenista creó un Departamento de Estado destinado a la elaboración de materiales fílmicos que destacaron las reformas sociales, económicas y políticas del presidente Cárdenas. Esa instancia gubernamental fue conocida como Departamento Autónomo de Prensa y Publicidad, y comprueba el profundo interés que el primer magistrado tuvo del cine como medio de difusión de los logros del gobierno en turno.

Legislación fílmica emitida durante el sexenio cardenista

* Creación del Departamento de Propaganda Social. 24 de octubre de 1934.

* Creación de la Dirección de Publicidad y Propaganda. 17 de agosto de 1936.

* Creación del Departamento de Publicidad y Propaganda. 31 de diciembre de 1936.

* Reforma al artículo 91 del Reglamento de Espectáculos Públicos en el Distrito Federal, 16 de octubre de 1939, para establecer la obligación de exhibición de películas mexicanas.

Bibliografía

* Arnaldo Córdova, La política de masas del cardenismo, 2ª. Ed., México, Era, 1976.
* Luis Medina Peña, Hacia el nuevo estado: México, 1920-2010, 3ª. Ed., México, FCE, 2010.
Notas.
[1]. El origen de esta serie de manuscritos deriva de la tesis que elaboré en 2022 para la Universidad de Guadalajara, con la cual obtuve el grado de Maestro en Estudios Cinematográficos. Véase Jorge Carlos Sánchez López, “Consolidación y primera crisis industrial del cine sonoro mexicano (1938-1950)”, México, Universidad de Guadalajara, CUADD, 2022, pp. 249.
[2]. Luis Medina Peña, “Hacia el nuevo estado: México, 1920-2010”, 3ª. Ed., México, FCE, 2010, p. 85-86.
[2]. Ibid., p.85.
[3]. Arnaldo Córdova, “La política de masas del cardenismo”, 2ª. Ed., México, Era, 1976, p. 177.
[4]. Luis Medina, “Hacia el nuevo estado…”, op. cit., p. 122.
[5]. El concepto de “presidencialismo” se entiende y comprende como una cualidad que se atribuye al poder Ejecutivo que tiene un origen civil, el cual es respaldado por un partido hegemónico y cuya fortaleza emana de la Constitución de 1917, muy a pesar de la presencia de sus contrapesos (Legislativo y Judicial).
[6]. “La Laguna, 1936”. Película de acetato, 35 mm. Colección Archivo General de la Nación. Acervo Cineteca Nacional. Consultado en: https://www.youtube.com/watch?v=myEWD_PoCIc.

* Las fotos que acompañan el presente artículo se incluyen únicamente como apoyo al contenido del texto, cuyo cometido es de difusión cultural.