Por Ulises Pérez Mancilla   

“Los directores mexicanos tenemos que acercarnos un poco más a los intereses de la gente común que asiste a los cines para poder recuperar la confianza de nuestro público y así comenzar a generar una industria.  Pues por el momento dependemos demasiado del estado.  Y para que los directores formen carrera, necesitamos de una industria”. Es la postura de Víctor Velázquez, joven cuequero de recién egreso que se encuentra en la búsqueda de financiamiento para su ópera prima: Malibú, un drama de acción cuyo costo aproximado sería de 20 millones de pesos.   

“Al no haber una industria cimentada en este país, es muy difícil vender un proyecto. El cine debe ser un negocio, es demasiado caro para ser simplemente un arte. La principal dificultad es conseguir dinero pues se va a título perdido porque no tenemos un público cautivo. De ahí que surgiera la ley 226. Hay que luchar contra esa inercia de pérdidas y fracasos que llevaron la mayoría de las películas anteriores a los ojos de los inversionistas y sobre todo a los ojos del espectador… Tenemos que esforzarnos por mejorar nuestro cine, por recuperar a nuestros espectadores. Ese es uno de los objetivos principales de Malibú.  

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Como estudiante del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos, Velázquez filmó El amor es un breve instante de esplendor, qué ocurre entre el anhelo y la ausencia (2007) y su tesis Sombras del cielo (2008), ambos guiones de su autoría. De inmediato, se incorporó al terreno fílmico profesional editando La mitad del mundo y postproduciendo Espiral y Flor de Fango, las tres últimas óperas primas del CUEC producidas por Roberto Fiesco, quien fungiría a su vez como productor de Malibú, cuyos protagonistas Ernesto y Gloria, estarían interpretados por Enrique Arreola (Párpados azules) y Aleyda Gallardo (Todos hemos pecado).  

¿De qué trata Malibú? “Aprovechando los errores y la neurosis de los citadinos, Ernesto ha encontrado una peculiar forma de conocer gente y ganarse la vida; Provocar accidentes de tránsito. Es así como conoce a Gloria, quien había decidido soltar el volante de su auto y suicidarse. En vez de eso choca con Ernesto quien con destreza le salva la vida. Gloria se aleja en silencio dejando su auto destrozado a mitad de la calle.  Y sin nada más que perder decide subir con Ernesto cuando éste la alcanza y le abre la puerta de su chevrolet malibú 82”.   

A Víctor Velázquez le tomó año y medio escribir el guión: “Surgió en uno de esos asquerosos días de tráfico en esta ciudad que cada vez se pone más imposible  en ese aspecto. Creo que me estresé tanto que lo único que pensaba era en estrellarle el coche al próximo que se me aventara”. Gracias a este proyecto, Víctor participó en el taller Morelia Lab en el pasado Festival de Morelia.