Por Hugo Lara Chávez
“La teoría del todo” (“The Theory of Everything”, 2014) es una película biográfica centrada en el célebre matemático y astrofísico británico Stephen Hawking, a quien se deben hallazgos teóricos revolucionarios sobre los agujeros negros en el universo y publicaciones de enormes ventas como el libro “Breve historia del tiempo”. Su brillante aportación resulta aún más inspiradora para millones de personas en el mundo porque Hawking sufre desde su juventud de una enfermedad neuronal que lo ha condenado a una silla de ruedas casi sin poder moverse y sin poder hablar. El filme es dirigido por James Marsh (Inglaterra, 1963) y está cifrado en la relación de Hawking (Eddie Redmayne) con su esposa Jane (Felicity Jones), desde sus años estudiantiles en Oxford hasta su separación, describiendo un largo trayecto de lucha y sacrificio de la pareja por sobreponerse al terrible padecimiento.
“La teoría del todo” es una de las contendientes a los Oscares, pues está nominada como mejor película, actor, actriz, guión adaptado y música original. Sus oportunidades parecen reducidas de ganar alguna estatuilla en la próxima ceremonia que se celebrará el 22 de febrero, pero el hecho de contar con postulaciones ya la convierte en digna de llamar la atención.
En general, se trata de una película con impecable factura en sus aspectos de producción, aunque curiosamente eso no le valió ninguna nominación. La realización de Marsh —ganador del Oscar a mejor documental por “Man on Wire” (2008)— es eficiente y solvente, pero no hay evidencias de ningún virtuosismo. En la forma de realización y de abordar este biopic, se encontrarán grandes afinidades con filmes como “Una mente maravillosa” (“A Beautiful Mind”, Ron Howard, 2001) y clásicos como “Mi pie izquierdo” (“My Left Foot”, Jim Sheridan, 1989), sobre la asombrosa vida de personajes limitados físicamente.
En lo que respecta a la estructura narrativa, el director y su guionista Anthony McCarten, adaptaron la biografía de Jane Hawking, primera esposa del astrofísico y madre de sus hijos, por lo que el punto de vista de ella es fundamental. En las subtramas, se establece la relación de Jane con Jonathan Hellyer Jones (Charlie Cox), maestro de piano y director del coro de la iglesia, quien se vuelve un discreto escape emocional para ella, quien admira a su marido (en cierta forma, se le establece como corresponsable de sus logros) pero que también llega a sentirse sofocada por su estado físico. El director maneja esto, así como el momento del divorcio, en un tono sobrio, sin dramas ni tragedias. El filme, tal vez más largo de lo necesario, contiene una evidente carga edificante, pues está diseñado como un tributo a un genio que ha superado su adversidad y que no conoce límites.
En suma, “La teoría del todo” es una película eficaz, bien dirigida y producida, cuyo máximo capital es el admirable personaje del que trata, pero no tiene los elementos ni la originalidad para considerarse una obra cinematográfica imprescindible. Lo que sí es cierto, es que la inspiradora vida de Stephen Hawking vale la pena ser conocida y reconocida. El actor que lo encarna, Eddie Redmayne, ganador por ese papel del Globo de Oro y del premio del Sindicato de Actores, podría alzarse con el Oscar en esa categoría. Además, la Academia gusta de galardonar ese tipo de personajes. Ya veremos.
Director: James Marsh Con: Eddie Redmayne, Felicity Jones, Tom Prior. Guión: Anthony McCarten, Jane Hawking (libro). Fotografía: Benoît Delhomme, Edición: Jinx Godfrey. Música: Jóhann Jóhannsson. Protagonistas: Eddie Redmayne, Felicity Jones, Charlie Cox, Emily Watson, Simon McBurney, David Thewlis. Duración: 123 min.